lunes, 9 de marzo de 2015

Luarca y Valdés, más acá del río Negro. Parte II

Cuentan que Areste, hijo del rey Duarte de Inglaterra tuvo a bien venir a ayudar al rey Pelayo en su lucha contra los moros. Durante uno de los combates cayó Areste  a un río cercano y comenzó a gritar, "¡Valés, valés!" sin que se sepa muy bien porqué, pero era extranjero y se le permitían estas cosas. Los suyos lograron rescatarlo río abajo y desde entonces se le llamó Valés, que con los años derivó en Valdés, que fue el nombre que adquirieron las tierras que don Pelayo entregó a Areste en reconocimiento de su ayuda. Con lo que Areste se convirtió en origen del concejo y de la Casa de Valdés.

Claro, que no todos tienen por cierta esa historia. Hay quién dice que Valdés se llama así por el río que corre "serpiando" por entre las colinas en forma de "S", labrando lo que sería el valle del Esse, que apocopado se convirtió en Valdés.

Lo cierto es que Valdés es el nombre que reciben las tierras que atraviesan los ríos Esva y Negro, que pertenecían desde antiguo a las Asturias de Tineo, que era territorio de los Pesicos, que los romanos las organizaron para mejor explotar el oro de sus minas, y que está plagado de antiguos castros de los astures. 

Desde muy temprano despuntó la villa de Luarca como cabecera de estas tierras, lo que no deja de tener su sorna pues la tierra del valle del Esva se organiza desde una villa que está en el valle del río Negro. Pero no era la villa el único lugar de renombre de por aquí. También está Cadavedo, pequeño puerto ballenero, Villademoros, solar nobiliario, Trevías, ésta si a orillas del Esva y como no Silvamayor, braña vaqueira.

De Cadavedo poco más hay que decir, que fue un puerto ballenero, de los pocos que la escarpada costa dejaba construir, muy pequeño y eclipsado por la boyante Luarca. 

El Concejo de Valdés con los lugares aquí referidos
Villademoros, muy cerca del anterior, a dos tiros de arcabuz de la costa, tiene más historia. Hay una potente torre levantada en el turbulento s. XIV, pero algunos dicen que esa torre es nueva y que los romanos ya tenían allí una mucho más antigua. Quizás por eso se llama Villademoros, porque los asturianos tendían a llamar moros a los paganos, no bautizados, como los que según ellos vivirían en el Cerco de los Moros, castro cercano a Paredes. La torre, decía, tiene foso, contrafoso y empalizada, y se entra por el segundo piso, al que se accede por una escalera de madera. En tiempos del rey Pelayo era el señor de la torre otro Pelayo, menos famoso, cabeza del linaje de los Valthos o Valdés (adiós a la historia de Areste), el cual junto cuatrocientos hombres de estas tierras y acudió en ayuda del caudillo astur. A la altura de Cornellana se encontró con tres mil moros que huían del héroe y, como quién no quiere la cosa, acabo con ellos. Los reyes asturianos consolidaron la torre de Villademoros, que fue destruida por los normandos en el reinado de Ramiro I, pero fue reconstruida en el s. X y reforzada a partir del XIII. Y aún otros dicen que en tiempos del rey Mauregato el tenedor de la torre era Diego Pelaez, nieto de Valthos, se mantuvo fiel al rey Alfonso el Casto (que de aquella no era ni rey, ni casto) y tuvo que huir a Galicia. Cuando volvió se encontró su casa habitada por moros, que raptaban doncellas a lo largo y ancho de aquellas tierras. Diego Pelaez retó al capitán de los moros, el cual se rindió sin pelear con el viril propietario del solar, le entregó las doncellas y se dio como prisionero. Por eso los del linaje de Villademoros pintan en su escudo un moro encadenado.

De Trevías sabemos, o creemos saber, que el nombre le viene de tres caminos que confluían en este mismo lugar, posiblemente caminos de origen romano, que hubieron de ver mucho oro y muchos mineros en sus días de gloria. En el año 1000 se fundó aquí un pequeño convento de monjas benedictinas, que en su dotación fundacional contaba con una pequeña astilla de la Veracruz, así como muchas otras reliquias de santos de renombre. Era un convento bajo la protección de San Miguel Arcangel, pero esto no debía de bastar como defensa esta advocación, porque en 1144 se coloca bajo el señorío del monasterio de San Vicente de Oviedo.

Y es que los monasterios, desde antiguo, fueron muy poderosos en la tierra de Valdés, tanto los cercanos de Cornellana y Corias, como los más lejanos de Oviedo, todos ellos poseedores de extensas propiedades en el concejo. Pero estas posesiones monacales no trajeron la paz a la tierra, al contrario, la anarquía, los robos y las violencias dieron lugar a la fundación de la villa de Luarca, protegida por fuero por el rey Alfonso X, para que sus fieles vasallos pudieran defenderse de las tropelías a las que eran sometidos por los malos y robadores caballeros. Y eso tampoco trajo mucha paz y ni siquiera duró para siempre, pues Valdés fue entregado a Alfonso Enriquez por su padre, lo que como hemos visto no fue precisamente garantía de paz y properidad.

A parte de los de Villademoros y los Valdés, estaban en la tierra los Abellos, esforzado linaje que pintaban en su escudo un truebano (o sea, una colmena) con abejas en campo verde y en la otra partición un castaño florido. La ensaña se origina por un oso que se había dedicado a destrozar truebanos a lo largo de toda la comarca y que uno de los Abellos había dado muerte muy esforzadamente.

Pero se nos había quedado un lugar en el tintero. Silvamayor, que sería braña vaqueira andado el tiempo, pues los vaqueiros no se distinguen hasta pasado el s.XV. Llegaría a ser la más grande de todas las brañas vaqueiras y en ella tuvieron lugar hechos extraños, muy extraños

Y no fueron esos las únicas cosas extraordinarias que acontecieron por aquí.

Hay quien asegura que en las noches de tormenta los omes-marinos salen de la "mare de L.luarca" y queman los pajares, matan el ganado y violan a las mujeres con su enorme pene. 

A lo largo del río Negro se teme y se conoce al Pesadiellu, que se esconde en las sombras para traer la desgracia. 

Las xanas dan nombre a la braña de Sinxania, pero nadie se acuerda porqué.   

Pero la más escalofriante de todas las cosas que se cuentan por aquí acontenció en la misma villa de Luarca. Hubo unos años en los que los vecinos de la villa, grandes y pequeños, varones y mujeres, comenzaron a desaparecer misteriosamente. Todos estaban aterrados y acudían a la Ermita de la Virgen Blanca, que se alzaba en lo alto de la Atalaya, pidiendole ayuda y protección para sus fieles. Y violes la Virgen tan desesperados que les habló, diciendoles que el origen de sus desdichas estaba en una cueva escavada por el mar bajo la misma ermita. Bajaron los luarqueses a la cueva llevando consigo la imagen de la Virgen para mejor protegerse y se encontraron con un escena dantesca. En la susodicha cueva se amontonaban los restos despedazados de sus convecinos. Piernas, brazos, manos, troncos y demás, todo ello apestando y cubierto de sangre. Y en el fondo de la cueva estaba ella. Una vieja horrible con un solo y largo colmillo que se escapaba de entre sus labios. La Guaxa, la vampira asturiana, causante de todo mal. Los luarqueses acabaron con ella entre horribles gritos y chillidos y no fue poca la ayuda que les otorgó la Virgen, pues la Guaxa estuvo muy debilitada por la presencia de la Santísima en su cueva.

Post scriptum: con esto quedaría completa la descripción de Valdés y Luarca. Me he permitido algunas licencias como es habitual, la historia de la Guaxa se suele situar en el siglo XVII, más que nada por la referencia que se hace en ella de la Virgen Blanca, que es una talla que según la leyenda por mar a Luarca en los días de la reforma protestante, algunos dicen que arrojada al mar por unos ingleses descreídos. Curiosamente la talla sería encontrada en la misma cueva en la que se refugiaba la vampira. 
Respecto a Silvamayor y los vaqueiros, es difícil no nombrar a estos últimos cuando se habla de Valdés, el concejo pose el mayor número de brañas vaqueiras (58 en la actualidad) y su población vaqueira era y es la más numerosa de toda Asturias. También es el lugar en el que se conserva mayor número de documentos sobre pleitos entre vaqueiros y autoridades. Pero en realidad la razón de que nombre Silvamayor aquí es más simple: es la braña en la que nació mi abuela. 
Algún día escribiré una entrada sobre la vaqueirada. 

Biografía: Tirso de Avilés. Armas y Linajes de Asturias y Antigüedades del Principado. www.torrevillademoros.com/index.php/es/historia. Mitología Asturiana, Alberto Álvarez Peña, Ed. Picu Urriellu. 50 lugares mágicos de Asturias. David Madrazo. Ed. Cydonia. Linajes Asturianos. Luis Alfonso de Carballo. (Evaristo Casariego, "Tierra de Tineo")

1 comentario:

  1. Un trabajo magnífico, como siempre. Documentado y como bien dices, con las licencias necesarias para hacerlo más interesante aún de lo que ya es.

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