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martes, 26 de enero de 2021

Mouros, xanas, xaninos y galigrecos

De los viejos habitantes  

A lo largo de toda la geografía asturiana nos encontramos constantemente con menciones y referencias a los misteriosos "mouros" y a las no menos fascinantes xanas. Si bien estás últimas están siempre asociadas al agua; ríos, lagos, puentes; los primeros parecen ocultarse en profundas simas, bajo antiguas ruinas o en palacios sumergidos en las innumerables charcas y lagunas de la tierra asturiana. 

Mouros, xanas y galigrecos
La xana la fonte clara
A estos mouros se les nombra casi siempre de manera anecdótica y poco concisa: "esto era de los mouros", "aquí vivían los mouros", "salen los mouros una vez al año", "es un tesoro de los mouros", "lo escondieron los mouros" etc. Los mouros estaban y se fueron, pero parecen haber dejado tras de sí unas cuantas cosas. Casi siempre oro. Mucho oro. 


En ocasiones parecen querer confundirse con los moros históricos, los de la morería, que en el relato mítico de los asturianos siempre están huyendo de la furia de Pelayo y sus hombres. En su retirada dejan atrás a una doncella, hermosa y encantada bajo alguna magia que, las más de las veces vigila y protege un tesoro y pasa, así, al mundo mitológico de los otros mouros

En ambos casos, histórico y mítico, la palabra mouro/moro parece hacer referencia a alguien o algo no cristiano. Que se sitúa fuera del mundo racional, pues lo lógico, en este relato mitológico, es ser cristiano. Si Dios creo el cielo y la tierra y mantiene las dos en su sitio solo quien no es racional no puede creer en Él. Y solo hay una manera de creer en Él que es ser cristiano.  Por lo tanto quienes no creen solo pueden ser criaturas mágicas de extraños poderes que viven a caballo entre nuestro mundo y el otro. Sus ruinas y restos están con nosotros aquí, pero ellos están más allá, en ese mundo subterráneo y sumergido. 

De las mouras y las xanas 

De los mouros en sí se sabe bastante poco, pues nadie parece haberles visto. Al menos no con claridad. Así que no hay una descripción fidedigna de los mismos. A las mouras sí que se las ve, o al menos se las describe, que son siempre guapas y, a menudo, muy rubias de cabellera (tan dorada como los áureos tesoros que custodian). 
Pero esto de las mouras es un problema, porque se parecen demasiado a las xanas. 
Son guapas, rubias, custodian un tesoro o prometen riquezas. Las semejanzas son abundantes, aunque sí es cierto que las xanas suelen estar más individualizas, algunas incluso tienen nombre y casi siempre ese nombre es Ana. Además las xanas parecen estar ligadas a un lugar concreto que llevan habitando desde siempre, desde que el mundo es mundo. 

De las xanas y los xanos y los xuanes

Además de xanas, hay xanos. O eso parece. A los xanos tampoco los ha visto nadie y parecen ser tan esquivos como los mouros. Incluso podríamos decir que son lo mismo si estiramos un poco el limite de nuestra imaginación. A los xanos no hay que confundirlos con los Xuanes, que son numenes de extraños poderes, por lo general relacionados con el clima, como Xuan Cabritu, Xuan de la Borrina, Xuan Barberu, Xuan Blancu... 
Tal vez, y solo tal vez, los antiguos astures llamaban xana, xanu y xuan a criaturas semidivinas que se situaban más allá de su comprensión pero que, en realidad, les ayudaban a entender ese mundo peligroso y desconocido que les rodeaba. Xuan Cabritu controlaba las nubes y el granizo, Xuan de la Borrina la niebla, Xuan Blancu y Barberu... ya se ha olvidado
Tal vez, y solo tal vez, los antiguos astures mezclaron en algún momento de su historia legendaria a las xanas y los xanes con los mouros y las mouras, pues todos ellos estaban lejos, eran desconocidos y, los más importante, no eran cristianos. En la mente colectiva de los asturianos unos y otros habían estado antes en Asturias, pero se habían ido, expulsados al parecer, y no habían dejado atrás nada más que un borroso recuerdo. 
Tal vez, y solo tal vez, xanas y mouras y xanos y mouros fuesen para los asturianos la misma cosa aunque ellos ni siquiera se diesen cuenta. 

Todo es mentira

Lo que el lector se va a encontrar a continuación es todo mentira. Es un desvarío, una fantasía, un cuento, un leyenda inventada en noches insomnio. Es indemostrable, acientífico y poco o nada metódico. Va a forzar las pruebas, retorcer las leyendas, casi va a inventar otras nuevas y va a ignorar las que no interesan o no encajan con el relato. Es todo una mentira y una manipulación que pretende engañar a la Historia y a la Leyenda. Y si os lo creéis va a ser solo culpa vuestra

Xanos, galigrecos y xigantes

Dejemos a un lado el aspecto de los mouros,  por el momento nos nos interesa, y centrémonos en su nomenclatura. 
Las leyendas más habituales les llamas mouros, o xentiles, o xentiles galigrecos.  En todos estos casos queda una cosa clara: no son cristianos se llamen como se llamen. Son de antes de los cristianos. A los xanos no se les nombra, casi parece que no existan. 
¿O sí?
Mouros, galigrecos, xentiles y xigantes parecen tener querencia por las grandes piedras y los tesoros escondidos. Les gusta el oro, mucho. Y lo atesoran en sus palacios y ciudad subterráneas. Menos los xigantes, que acaban de aparecer en nuestro relato y que no viven bajo tierra. Difícilmente podrían entrar en los angostos túneles que llevan a los hogares de los mouros. 
A no ser...

A no ser que mouros y xigantes fueran parte de una misma y antigua raza que huyó de los humanos separándose en dos rutas de escape distintas. Los xigantes se ocultaron en cuevas y en lo más profundo de los densos bosques asturianos. Los mouros excavaron túneles y esculpieron ciudades bajo tierra. Los unos se asalvajaron y asilvestraron  y aumentaron de tamaño descomunalmente. Los otros se civilizaron y sofisticaron y mantuvieron el tamaño de los humanos normales, aunque tirando a altos, para poder moverse por sus túneles. 
Mouros, xanas y galigrecos
Mouro, xigante o xano
Los xigantes, sobre todo los de las cuevas, son brutales y caníbales, y gustan de devorar a los incautos que se adentran en sus cavernas atraídos por el rumor de oro y riquezas. 
Los mouros son magos, no se han comido a nadie que se sepa y pueden transmutar su cuerpo, al menos pueden adoptar la forma de una serpiente ¡incluso de un temible cuelebre!. Y esto último los vincula con las xanas. Las xanas también se transforman en culebrón o, al menos, tiene un cuelebre cerca, haciendo las veces de guardián y carcelero. Así que a xanas y mouros les gusta el oro y las serpientes. Y la magia, claro. 

Más aún, los mouros, en su huida, dejaron atrás, como ya se ha dicho, a algunas de sus doncellas, hijas o hermanas, que por fuerza de un maldición o magia paterna (o al menos machirula) terminan convertidas en encantos o encantadas, casi siempre cerca o dentro de una fuente, una poza, un arroyo, a veces en cuevas. 

Pues yo digo que esas encantadas son también xanas y que, por lo tanto, son las xanas son las hijas de los mouros. Al menos algunas xanas. Al menos en algunas ocasiones. Y si las xanas son las hijas de los mouros, los mouros son xanos. 

Pero esto es todo mentira y no os lo deberíais creer.  

La Vieya

Hay alguien más a quién le gustan las piedras grandes más allá de xentiles y xigantes. No tiene nombre conocido, así que se la nombra simplemente como La Vieya, o también La Filandera. Los menhires y las piedras grandes en general son suyas. Las colocaron allí los xigantes, antes de que el tiempo fuese tiempo, pero no fue por capricho, sino para La Vieya, pues estos gigantescos monolitos son los husos que ella utiliza para hilar sus hilos de oro
En general a los monolitos se les llama simplemente "las piedras" o "as pedras" y son de "La Señora", "La Vieya", "A Filandera"... Poco más se sabe de esta misteriosa anciana. Pero es grande, muy grande, tanto como para hilar en una gigantesca peña que se alza muy cerca de Oviedo a la orilla del Nalón y que es conocida como "Fuso la reina", el huso de la reina. Y esta reina es ella, La Vieya, La Señora. 
Esta reina gigante hasta lo descomunal es la diosa de su estirpe, de los xigantes, que para eso levantaron sus piedras, para adorarla y que pudiese continuar su labor, su eterno hilar de hilos de oro. Aunque nadie sepa ya para que son esos hilos. 
Es la dueña también del arco multicolor que cruza los cielos cuando el sol despunta después de llover, por eso los asturianos lo llaman "L'arcu la Vieya". Una vieya filandera y xiganta. La diosa primigenia de los mouros y los xigantes.  
Pero esto también es mentira

Los xaninos

Las xanas tienen hijos que son conocidos como "xaninos", "xanín" en singular. Parece que son siempre varones, aunque esto no está muy claro, de piel oscura y pelo abundante. 
A veces sus madres no parecen estar atadas a ningún sitio, como suele ser habitual en las xanas, y se mueven de un lado para otro con el xanín a cuestas para intentar intercambiarlo por algún bebe humano cuya madre esté despistada. Hay quién dice que esto lo hacen porque los xaninos son voraces y absorben dolorosamente la energía de las madres al mamar, hasta matarlas; otros afirman que, en realidad, las xanas no pueden amamantar; otros que la leche de las mujeres humanas es mucho más nutritiva que la de las xanas, pero en realidad nadie sabe porqué lo hacen. Lo que ocurre es que el xanín, peludo y de piel oscura no suele engañar a la disgustada madre humana que, como buena asturiana, tiene siempre a mano un ensalmo para expulsar de su casa tan desagradable compañía (¡Toma al to peludín, dame al mi mocosín!). La xana, descubierta, no tiene más remedio que desfacer el entuerto y escapar con su progenie en brazos. 
De los padres de los xaninos, presumiblemente los xanos, no se sabe nada, como ya se ha dicho, pero no son humanos. No es que a los humanos no les guste ayuntarse con  las xanas, que son rubias, guapas y con posibles, sino que los hijos de humanos y xanas son simples humanos. La prueba de esto es que el único caso conocido, el de la noble familia de Velarde, cuyo antepasado se desposo con una de estas criaturas, es totalmente humana. No hay que quitar merito a los Velarde, la gran mayoría de humanos que intenta seducir a una xana terminan ahogados en el fondo de una sus pozas. 
No, los xaninos no son hijos de humanos, son hijos de xanos. O de mouros. 
Los xaninos, como hemos dicho, son de piel oscuro. La palabra "mouro" viene del latín "maurus", que significa "negro, oscuro". Los xaninos son los hijos y los nietos de los mouros. 
Pero esto también es mentira

Xigantas

Hay xanos y hay xigantas. A las segundas se las llama en muchas ocasiones "mouras" y esto no es mentira, por lo que mouros y xigantes son una misma cosa como ya se ha dicho machaconamente. Pero esto último sí que puede que sea mentira. 
A las mouras les gustan los dólmenes y también les gusta hilar a semejanza de La Vieya. Mientras hilan las xigantas se colocan las piedras que rematan el dolmen sobre la cabeza haciendo equilibrio. Nadie sabe porqué, pero puede que lo hagan en imitación o en honor de La Vieya, su señora. 
A las xigantas, como a las xanas, les gustan los ríos y, aunque no viven en ellos, levantan presas y canales en su cauce para crear estanques en los que lavar el oro que tanto les fascina. Estos canales reciben el nombre de "antiguas". 

Los reyes

Que los xentiles galigrecos estaban gobernados por poderosos reyes no es ningún secreto y también es lógico, porqué solo para los reyes se acumula tanto y tanto oro como hacen ellos. Lamentablemente no conocemos el nombre de ninguno de estos soberanos, que la memoria de los seres humanos es débil y el tiempo de la huida de los mouros  es muy lejano. 
Hay, como no, excepciones a esta regla del olvido.  El príncipe Carandón, que está enterrado en Moñes y cuyo espíritu aún puede verse paseando junto a sus hijas montado en un carro en la noche de San Xuan. Es muy posible que sea este príncipe y no otro el que está representado a lomos de su caballo en la diadema de oro (¡por supuesto!) que se encontró en ese mismo lugar y que los humanos atesoran en uno de sus museos
Mouros, xanas y galigrecos
El rey Castro y su guerra
contra los galigrecos

Bajo el castillo de Buanga se encuentra enterrado el tesoro de la reina Numadre, consistente en una docena de reyes de oro; aparentemente son estatuillas que representas a monarcas de los xentiles, pero con estas criaturas nunca se sabe y nada impide que esos doce reyes dorados estén vivos a su manera esperando en las galerías subterráneas del castillo roquero el regreso de su soberana. Que nadie busque ese castillo porqué ya no existe. O puede que sí, pero no lo vemos.
De los otros reyes galigrecos no se sabe el nombre, como bien ya se ha dicho, pero sí el de su enemigo, el rey Castro, quién asedió las ciudadelas de los xentiles en Valdepares y El Ferreiru. Los habitantes del primero intentaron durante el asedio separar con su magia la península en la que se encontraban para convertirla en una isla, abriendo un enorme canal en la tierra. Fracasaron y fueron derrotados, pero todavía se puede pasear por la enorme trinchera. Los dos castros están separados por más de cien kilómetros de distancia así que bien podemos estar hablando de una guerra mucho más terrible de lo que se recuerda, pero nunca ya lo vamos a saber. 
El rey Castro tenía su propia ciudadela en algún lugar muy cercano a sus enemigos de Valdepares, aunque no se ha encontrado ni rastro de ella, así que puede que todo lo anterior sea mentira. Seguramente lo sea. Pero ya lo sabíais. 

Las costumbres

Mouros, xanas y galigrecos no eran humanos aunque pudieran parecerlo y sus costumbres y usos son una buena prueba de ello. O eso parece porqué de nuevo estamos en el mundo de lo falso y lo especulativo, que si de los xentiles se sabe bien poco, de sus costumbres se sabe aún menos. Sacando de aquí y de allí, los antiguos relatos nos ayudan a desentrañar levemente el misterio

Los animales

Los mouros montan a caballo que esconden junto a ellos en sus ciudades subterráneas. Esto lo sabemos casi seguro pues se les ha visto salir de las profundidades del castillo de Alesgas con sus monturas para abrevarlas en el río. 
También cabalgan sobre cabras, aunque esto lo hacen menos, sobre todo cuando quieren viajar por las encrespadas cumbres de las montañas. Una vez ocurrió que una moura atravesó las cimas jineteando una cabra a tal velocidad que origino un enorme desprendimiento que aún a día de hoy puede contemplarse, la Fana de Xenestaza se llama. Lleva siglos cayéndose lentamente hacia el fondo del valle por la ladera. ¿Y si al terminar de caer revela una de las secretas ciudades de los suyos? Esta sí que sería una mentira digna de verse. Dicen que este no es el único desastre originado por la montura de cabras, pero desde luego es el más conocido.
Otros son los animales que completan la cabaña de los galigrecos para ayudarles en sus labores diarias. Son bestias de oro, iguales a aquellas de carne y hueso que asisten a los humanos en sus quehaceres, y dan a entender que, a lo mejor, el dorado metal no les gusta por lo mismo que a nosotros. Seguramente sus sabios y alquimistas hacen con él está imitación de vida. Y eso está bien, porque sería muy cruel tener a todas esas bestias viviendo tan lejos de la luz del sol. Se sabe de los bueyes áureos que pacían en la Fonte la Xania, incluso en una ocasión bajaron hasta la hermosa villa de Grao acompañando a su señora moura, y muy cerca, en el Freisnu, había una gallina con sus polluelos, todos de oro, que pertenecía a una xana. 

Las magias

Mouros, xanas y galigrecos
El oro de las xanas
Las xanas y encantadas pasan por ser poderosas magas (como los mouros, claro) y prácticamente todas
 
son capaces de adoptar forma de serpiente gigante, como hemos ya dicho más arriba, pero también se conoce alguna que se ha transformado en buey en llamas; aumentan su peso a voluntad, usando esta sucia treta para ahogar en el río a los incautos que las cargan al hombro seducidos por promesas de una vida mejor a su lado; son capaces de maldecir objetos, especialmente hilos de oro y bollos de pan de tres picos, el incauto que los rompa o robe muere en el momento. 

Algunos de los mouros son capaces de leer auspicios en los sucesos naturales. Uno de sus reyes contempló una gran nevada que caía sobre sus tierras y entendió que marcaba el fin de su tiempo y la llegada de la era de los humanos. Ese fue el momento, y no otro, en el que comenzaron los mouros su eterna huida. 

La Diosa

No se sabe muy bien quienes eran los dioses de las xanas y los galigrecos. Les repele todo lo cristiano, el tañido de las iglesias les hace escapar y Xuan Cabritu es capaz de olisquear el tufo a "cristianuzo". Puede ser que la diosa de todos ellos sea esa que los xigantes llaman La Vieya. Dicen que en cierta playa del Oriente asturiano pueden verse sus huellas estampadas en la roca, pero o bien son de otra xiganta más pequeña, o bien La Vieya cambia de tamaño a voluntad. Hay quien dice que tiene un hijo que brilla tanto como el sol y que oscuros enemigos la persiguieron en una ocasión desde el mar. Hay quién dice que La Vieya, La reina y La Filandera no son una misma diosa sino tres, pero esto no son si no tonterías. 

A los mejor esas xigantas que a veces llaman Filanderas son las hijas de La Vieya, o sus sacerdotisas, o las dos cosas a la vez. Nunca lo sabremos. Tampoco sabremos que son esos hilos de oro, pero parece que tienen algo que ver con la vida, o con el sol, o con las dos cosas. A lo mejor el oro que hilan mientras hacen equilibrios con las grandes piedras en la cabeza no es otra cosa que los rayos dorados del astro rey que ellas convierten en materia llena de vida. A lo mejor con esos hilos construyen sus animales de oro. A lo mejor en esos hilos está el destino y la vida de las personas, pero entonces no deberían haber cortado ese hilo tan pequeño el pasado año.

Pero esto es todo mentira y si habéis leído hasta aquí y os lo habéis creído es solo culpa vuestra. 

Fin


Post scriptum

Prácticamente toda la información que he utilizado para esta entrada está sacada de mitos y leyendas asturianas recopiladas por Alberto Álvarez Peña en algunos de sus multiples libros sobre el tema. No perdáis la oportunidad de leerlos. 
También he consultado los trabajos de Xuan Xosé Sanchez Vicente, Aurelio Llano y Constanino Cabal.
Las imágenes son todas de Arthur Rackham y, en realidad, tratan sobre mitología artúrica, céltica o cuentos populares, pero retorciéndolas un poco encajan casi a la perfección con los mitos asturianos.



sábado, 19 de marzo de 2016

Salas: mitos y leyendas.

Salas, mitos y leyendas

Salas, tierra de leyendas

El pozo Fullaricos

En las cercanías de Ablaneda, allá por el alto de Pedrafita, dicen los que saben que se encuentran el famoso pozo Fullaricos (o Ful.lericos), bajo cuyas aguas se esconden los restos de un antiguo palacio.
Nadie sabe, eso si, a quién pertenecía el susodicho, pues no hay cristiano vivo que lo haya podido contemplar, pues hasta los más viejos del lugar lo han conocido siempre como lo que es.

Salas, pozo Fullaricos
El Pozo Fullaricos según Juan Pablo Moratiel
Pero donde no llega el saber alcanza la imaginación y la leyenda. El rey pertenecía a un noble viudo, que si era de horca y cuchillo, no se sabía, porque no parece que fuera malquerido por los suyos. Como no podía ser de otra manera el ilustre viudo tenía una hija, quien por supuesto, era la más bella del lugar y cortejada por un buen número de gentilhombres. Como no decidía con quien casarse y no debía de haber ningún monstruo matadero por los alrededores, el noble viudo decidió que entregaría la mano de su hija al primero que fuera capaz de traer agua desde el Pozo Verde, que estaba en La Espina, a unas buenas dos leguas de subidas, bajadas, riachuelos, bosques impenetrables y demás dificultades para hacer la cosa interesante y asegurarse que el ganador estuviera realmente comprometido con el asunto.

La dificultad de la tarea asusto a más de uno y tan solo tres pretendientes se presentaron. Dos de ellos unos galanes como Dios manda, guapos y apuestos a más no poder, el otro feo y contrahecho y encima vago, porque mientras los dos apuestos caballeros se ponían manos a la obra y comenzaban a escavar sendas acequias ( no os penséis que bastaba con lleva agua en un pellejo no, si vas a entregar a tu hija a un desconocido por lo menos que te haga una buena canalización), el feo, decía, se pasaba el día tirado a la bartola y sin mover un dedo. Y no fue hasta que la cosa estaba casi terminada y a punto de decidirse, que le dio al feo por ponerse a trabajar. Y hete aquí que lo que los dos hermosos jóvenes llevaban semanas haciendo, el contrahecho lo hace en una sola noche y sin despeinarse, El agua bajaba desde el puerto de La Espina, hasta el palacio en Ablaneda. 

Ya iba el horrendo a reclamar su premio, pues había cumplido parte de su cometido, cuando la doncella gritó: "¡Antes se hunda este palacio que casarme yo contigo!" Y como el pretendiente feo no era otro que el diablo, pues dicho y hecho, se hundió el palacio y el casamiento no tuvo lugar.

Y hay quién dice que de vez en cuando se aparece en el pozo, entre vigas y maderas que emergen, la doncella, transformada ahora en xana que promete riquezas sin cuento a quién la desencante.

Otra versión de la leyenda dice que el diablo ya se había aparecido con anterioridad a la doncella prometiendo hacerla más bella que otra joven que vivía en Belmonte, a cambio la doncella habría prometido su alma al diablo y éste habría participado en el asunto de la acequia para cobrársela. Pero desde mi punto de vista debe de ser un pegote de dos leyendas distintas, pues si el diablo ya le había dado más belleza a la joven a cambio de su alma, a santo de que le iba a sanear las tuberías.

Lo que a mi entender es más interesante es el origen de la leyenda. El pozo Fullaricos fue en origen una balsa receptora excavada por los romanos para que las aguas que usaban con su peculiar método de extraer oro se embalsasen y los restos de maderos y vigas que los aldeanos decían ver no serían sino fragmentos propios de la minería de oro. Y digo que es más interesante porque de una forma muy peculiar la leyenda nos habla de esa misma actividad: los pretendientes tienen que traer agua desde lo alto de La Espina hasta Ablaneda, es decir tiene que hacer una canalización que iría a parar al pozo Fullaricos o, más bien, que le daría origen. En el fondo la leyenda nos habla del origen artificial del pozo, de las grandes obras realizadas por los romanos para extraer el oro de los astures y de la posible existencia de ese oro en el fondo del pozo, camuflado ahora como tesoros de la xana. Tal vez el hecho de que la doncella se transforme en xana nos hable de la pervivencia de cultos paganos durante años después de que los romanos se hubieran ido, pues la diosa de las aguas se muestra sobre los escombros del mundo romano. Pero todo esto no son sino teorías de mi propia cosecha.

Los Infantes de Soto

Muy cerca de Ablaneda, de hecho a menos de una hora a buen paso, se encuentra Soto de los Infantes, una aldea un poco más grande que la primera, pero tampoco mucho más y que tuvo en su día muy ilustres vecinos. Y según a quién se pregunte eran vecinos buenos, o vecinos malos. 

Los que hablan de vecinos buenos dicen que en Soto vivía una reina que de una sentada dio a luz a siete hijos. O no eran de su marido, o no debía de ser una reina muy boyante, porque siete le parecieron demasiados y decidió deshacerse de seis de ellos. Los metió en una cesta y mandó a una criada que los tirara al río. Pero la criada se dio de bruces con el rey, quién le preguntó que llevaba en la cesta, la criada contestó que unos perrinos, y el rey que quería uno, la criada que no, que son muy flojos, y el rey porfiando por el perro. Y claro la criada destapo la cesta y el rey descubrió la verdad, pues la criada no dudo es explicar con pelos y señales lo que había pasado.

En lugar de ir a cantar las cuarenta a sus esposa el rey busco seis nodrizas y entregó un niño a cada una y no dijo ni mu a su mujer, fingiendo creerse el cuento de que había tenido un hijo y solo uno. Pasaron los años, los mozos crecieron y el rey celebró una fiesta en su palacio (este no se le había hundido como el de Ablaneda). El rey mandó que los siete muchachos se vistieran de la misma manera y cuando la reina llegó, la obligó a descubrir cual de ellos era su "único" hijo. La reina sabiéndose descubierta se desvaneció y algunos dicen que murió en el acto. Y una vez reunidos los siete niños, dicen que se convertirían en los Siete Infantes de Lara

Y si alguien está pensando que los Infantes de Lara no eran especialmente buenos, que parece que eran de tirar de espada a la primera de cambio. Eso es porque no conocen a los otros infantes a los que se les atribuye el segundo nombre de Soto. Por supuesto son los Infantes de Carrión, los que maltrataban a doña Sol y doña Elvira y recibían las justas iras del Cid Campeador. Pues a decir de algunos se habrían refugiado en Soto de los Infantes. Estos serían los vecinos malos, claro.

La verdad es que esta leyenda parece no tener más sentido que el de unir el nombre del pueblo a los pocos infantes que, a parte de los hijos de los reyes, parecen haber existido en la historia del reino de Castilla y León. Todo viene de una más que sencilla confusión, los Siete Infantes de Lara si son originarios de Salas, de Salas de los Infantes, en Burgos. Y los infantes de Carrión... pues aquí hay un poco más de miga, Los infantes de Carrión eran hijos de los condes del mismo lugar, en Palencia, pero el origen del linaje se remonta a la boda de una tal doña Cristina con Ordoño Ramirez, el ciego, hijo del rey Ramiro III. ¿Y quién era la madre de doña Cristina? Pues doña Velasca Ramirez, amante o esposa, según se diga, del rey Bermudo II de León. Y esta Velasca fue ni más, ni menos que la fundadora del monasterio de Cornellana, lugar que otra tradición también señala como refugio de los Infantes de Carrión. 

Como se ve las leyendas esconde una pequeña parte de verdad.

El palacio de Marcel

No teniendo suficiente con el palacio de Ablaneda, el de Soto de los Infantes, el de Salas y el de la Doriga, los del concejo tenían otro palacio más, este situado en Marcel (o San Marcelo), lugar situado en la ruta primitiva a Santiago. No hay que buscar este palacio porque ya no existe, pues se lo llevó por delante una riada del Narcea. En él gobernaba, ahora si, un señor de horca y cuchillo, que ante el casorio de uno de sus vasallos decidió ejercer su derecho de pernada. Los padres de la muchacha, ni la muchacha misma, ni el novio, se supone, estaban por la labor de permitir tan venerable costumbre, así que cubrieron a la moza de cucho (estiércol) y la vistieron con felpeyos (harapos) y viéndola de esta guisa el señor de horca y cuchillo decidió olvidarse de la pernada y permitió la boda sin más dilación.
 Lo que no queda claro aquí es como es posible que a un palacio se lo lleve por delante una riada del río Narcea, que está como a media legua de allí, un misterio que no he sido capaz de resolver.

La Doriga.

Ya se relato esta historia en este blog tiempo ha, Aquí en concreto. Pero para los más perezosos la repito. Los señores del palacio de La Doriga, a tiro de piedra de Cornellana, tenían una hija pequeña que se extravió en los bosques cercanos. Cuando los suyos la encontraron había permanecido a salvo gracias a una osa que la habría protegido y amamantado. Como esto fue considerado un hecho milagroso, se construyó en agradecimiento el monasterio de Cornellana y en él la Puerta de la Osa.Y aquí paz y después gloria.  
Mapa del concejo de Salas
El concejo de Salas

Sobre xanas y xentiles

Leyendas de palacios a parte, lo que abundan en Salas son las xanas y los xentiles, también llamados mouros. Hay que recordar una vez más que para los asturianos de la época, mouros no designaba específicamente a los seguidores de Mahoma, sino también a todos aquellos ajenos al credo cristiano, ya fuesen musulmanes, paganos u otras cosas... 
Aunque de los mouros no se conservan leyendas o historias de gran calado si que han quedado en Salas muestras de su presencia. Está la Cueva de los Xentiles (o de los Mouros) en Las Peñas, los castros de Alba y La Viña, construidos por los mouros y de los que se decía que siempre estaban en guerra uno contra el otro, el Fornu de los Mouros, donde se dice que se encuentra una ayalga escondida y para terminar está otra Cueva de los Mouros (o de los Xintiles, de nuevo) en Regueria Cavada, donde de nuevo nos encontramos con lo que parecen ser restos dejados por los romanos, pues Regueira Cavada sería algo así como el Reguero Escavado ¿otra canalización de la minería aurífera de los romanos?

En cuanto a las xanas nos encontramos en Salas el rio Xania y la braña de Sinxana. Y en el río Nonaya, en el conocido como Pozu Ondina se aparecía una xana en la Nueche de San Xuan y parece que decía "Xana, xaineta, dame tu riqueza, toma mi probeza" aunque parece más bien que aquí hay un poco de confusión y que serían los humanos los que deberían recitar esa formula para adueñarse de los tesoros de la xana. 

Pero no era aquella la única xana a la que le gustaba pasearse en la noche de San Xuan. En Fonte Xania a la xana del lugar le gustaba salir a pasear esa noche con sus muchas ayalgas y en una ocasión un rustico de los alrededores le arrebató un cáliz de plata. La xana echó a correr detrás del ladrón y éste solo pudo salvarse invocando a la virgen y prometiendo entregarle el cáliz. La xana desapareció al oír mentar a la Virgen y el rústico entrego la copa de plata a la iglesia de Biescas. Claro que en Perllunes, Santiago de Aguino y Santa María del Puerto cuentan lo mismo, pero como parece difícil que la xana perdiera tantas copas de plata es de suponer que alguna de las historias, o todas tal vez, sean falsas y fruto de la imaginación de los lugareños.

Otros seres del mundo Irracional

No se han visto Cuelebres o Pataricos por las tierras de Salas, pero si a la Güestia, aunque en Zorrina, la conocen como Güestia Caliera, sabrá Dios porqué.
En La Espina, si allí donde se reúnen siempre los representantes de los concejos para hermanarse, se habla de La Berrona, es decir La Llorona, una bruja que se lleva a los niños por las noches.
Y para terminar volvamos con un ilustre personaje, gran inquisidor, martillo de herejes, redactor del indice de libros prohibidos: Fernando de Valdés y Salas, que ya se ha pasado varias veces por este blog. El hombre era oriundo de estas tierras tan encantadas y llenas de prodigios y en una ocasión, cuando ya era Obispo de Oviedo, inició un pleito, a petición de los vecinos, contra una plaga de ratones que devoraban las cosechas. Los ratones, no faltaba más, contaron con abogado y procurador, pero debieron de hacer una defensa endeble, pues el ilustre Obispo y futuro Inquisidor, falló en su contra. Los ratones, eso si, abandonaron el concejo, tal y como dictaba la sentencia.

Ideas de aventura

  • Los Pjs acaban de llegar a la pequeña aldea de Ablaneda. Simplemente pasan por allí o tal vez se hayan perdido. Sin embargo los lugareños piensan que son un grupo de ayalgueros dispuestos a robar el oro que creen que se encuentra en el fondo del pozo Fullaricos. Y no están dispuestos a permitirlo.
  • Mientras se reposan en el hospicio de La Espina los Pjs empiezan a oír un llanto que, aunque lejano, es muy perturbador. Las monjas del hospicio empiezan a tapiar puertas y ventanas murmurando algo sobre La Berrona. Cuando todo está cerrado alguien golpea las puertas atrancadas: una familia de viajeros, con un bebe en brazos piden refugio. Los llantos se oyen cada vez más cerca.
  • El merino de Salas encarga a los Pjs que investiguen los rumores de dos bandas armadas que parecen guerrear entre ellas en la zona. Lo que nadie sabe es que son los Xentiles de La Viña y El Alba que guerrean entre ellos desde hace miles de años.

Bibliografía

  • www.amisalas.org, 
  • Asturias Legendaria: historias, Leyendas, gentes y seres mágicos de la mitología. Miguel Arrieta. TREA. 
  • Mitos y Leyendas Asturianas. Editorial Picu Urriellu. Alberto Álvarez Peña.

viernes, 30 de mayo de 2014

La última mora, su fin y sus cosas.

Es por todos bien sabido que tras la catástrofe de las tropas de Al-Qama en Covadonga, los hombres del gobernador Munuza, afincados en Gijón, tuvieron a bien intentar escapar de nuestra angosta región para salvar sus valiosas vidas. El problema es que los astures no estaban muy por la labor de dejarles escapar y decidieron emboscarlos y asesinar a todos y cada uno de ellos.
Parece ser que la matanza fue de tales proporciones que en un momento determinado, en las cercanías del pueblo de Mieldes, en Cangas del Narcea, acorralaron los guerreros astures a los últimos moros que quedaban a este lado de los montes cantábricos, dando muerte sin piedad a todos ellos. Y ellas. Porque parece que en este último grupo de moros que intentaban escapar se encontraba la que en ese momento, muy a su pesar, era la última mora de Asturias, la cual, rogando por su vida, prometió a sus perseguidores grandes cantidades de oro, como no se habían visto nunca antes en la tierra, si la dejaban vivir. Pero no era tiempo de perdones y la desdichada mora fue asesinada allí mismo, en un lugar que a día de hoy se llama Campu la Matancia, en referencia a los horrendos hechos acaecidos tanto tiempo atrás. 
 Hasta aquí la historia no llama demasiado la atención, ni siquiera cuando uno se entera que la mora aparte de ser muy hermosa y muy rica, tenía unos pechos gigantescos, tan grandes que se los echaba al hombro cuando corría intentando escapar de sus asesinos. 
Pero cuando uno recuerda que en Mieldes hay unos vecinos un tanto especiales, cuando descubre que en toda Europa existen leyendas de criaturas femeninas que tienen grandes pechos y que se ven en la necesidad de echárselos al hombro, que los que consiguen mamar de esos pechos, acercándose sin ser vistos por la espalda de la criatura, son adoptados por las pechugonas mujeres y se convierten en herederos de sus más que abundantes bienes, que esos bienes abundantes son capaces de dejar Asturias rica, es posible, solo posible, que uno empiece a sospechar que aquí algo más de lo que nos cuentan.
Y es que en realidad no cuentan mucho más aparte de lo ya expuesto, pero eso, por suerte para nosotros deja mucho espacio para la imaginación y la elucubración. A mi me da la sensación que la mora en cuestión no era de la morería, sino más bien de los mouros o de los gentiles, es decir, de esas criaturas que viven bajo tierra, que guardan grandes riquezas y que estaban aquí mucho antes de la llegada de los humanos. Incluso se me ocurre que la matanza que dio nombre al lugar no fue una matanza que los astures (o visigodos, vaya) perpetraron contra los moros, sino una matanza que los hombres hicieron de las criaturas del "Otro lado"...
Pero son solo leyendas y ya no hay manera de saber que es lo que cuentan realmente.
Pucherinos a ferrer ya muyeres y homes a comer.
Ideas de aventuras:
  • A punto de anochecer en medio de las montañas del sur-occidente, cuando los personajes oyen los gritos desesperados de una mujer. Acuden presurosos y descubren que un grupo de rusticones está a punto de abalanzarse, con aviesas intenciones, sobre una mujer que, salta a la vista, a parte de ser muy hermosa, tiene unos pechos descomunales. Los personajes acuden en ayuda de la dama pero, cuando todo parecía bajo control, los rusticones empiezan a cambiar de forma. Son los l.lobos-meigos de Mieldes, y los personajes se han interpuesto entre ellos y su presa.
  • Ni l.lobos-meigos, ni astures, ni don Pelayo, el Campu la Matancia habla de una de las salvajadas que la Fraternitas Vera Lucis hizo con una grupo de indefensos seres del Otro Lado. Pero a parte de sanguinarios los FV eran un poco chapuceros y no finiquitaron bien el asunto. Ahora una "mora" de grandes pechos y mucho oro enterrado busca venganza y acaba de encontrar a un grupo de aguerridos aventureros que la van a ayudar.


Bibliografía: Toda esta entrada se basa en un articulo publicado en: 
 Revista Asturies; Memoria encesa d'un pais. Nº33. La muyer xabaz qu' echa les manielles al costín: Una lleenda asturiana y los sos pareyos universales. Jesús Suárez López.
 En el articulo, muy interesante, se compara la "mora de las mamiellas" (no se como llamarla) con otras criaturas fantásticas de España y Europa, no lo he reproducido aquí porque pienso que es mejor leerse el articulo original si a alguien le pica la curiosidad.

martes, 25 de febrero de 2014

El corazón del Occidente. El territorio de Tineo.

Se han preguntado vuestras mercedes el porque Asturias tiene nombre en plural y no en singular como las demás regiones de los reinos de España (excepción hecha de las islas, claro está). ¿No se lo han preguntado? Pues aún así, yo les respondo. Sepan que en tiempos antiguos no existían solo dos Asturias, las de Oviedo en el reino de León y las de Santillana, en el reino de Castilla, sino tres, siendo las Asturias de Tineo, también en el Imperio Leonés, las terceras de estas Asturias. ¿Y de donde salen o donde están esas Asturias que dicen de Tineo? Bueno, para eso tenemos que remontarnos un poco más atrás en el tiempo.A una época anterior a los romanos, una época de densos bosques, escasos caminos y fortificados castros. Una época en la que el oro todavía se escondía bajo las montañas y en la que los hombres se separaban por clanes y pueblos.
Los pésicos eran uno de estos pueblos entre los que se dividían los astures tramontanos, es decir los que se encontraban más allá de la cordillera cantábrica, en más o menos lo que ahora es Asturias. El territorio que ocupaban los pésicos se extendía por lo que hoy se denomina el Occidente asturiano, que vienen a ser el territorio que se extiende entre el río Nalón por el Este y el río Navia por el Oeste, siendo las tierras de más allá del Navia territorio ya de las tribus galaicas. De estos tiempos y de otros anteriores son muchos los recuerdos que nos quedan: los dólmenes de Merilles y Baradal, los túmulos que se reparten por sierras y montes y que aquí se conocen como "cutruyos" y "covayos", los numerosos castros fortificados y, ya de tiempos de los romanos, los restos de la minería del oro.
Y es que este territorio era bastante rico en oro y otras riquezas minerales y poco después de la conquista romana se articuló rápidamente con diversas carreteras y explotaciones mineras para sacar el mayor rendimiento posible de los recién conquistados terrenos. Estas carreteras se organizaban de manera que las explotaciones se comunicarán entre ellas y con la capital del Conventus Asturum, a la sazón Asturica Augusta, Astorga. Se conserva de los romanos la inscripción al dios Evedutonio, que mora en Barcia, dios astur del lugar que los romanos, prudentes, honraban como se merecía. 
Y son estas tierras de occidente, este territorio, que lo fue, de los pésicos, lo que en los albores del año mil aparece denominado como las Tierras de Tineo, o las Asturias de Tineo, el territorio que va desde el alto de la Cabruñana en el concejo de Grao al río Navia, es decir, prácticamente todo el occidente asturiano.
 Pero sigamos el orden que marcan los años.
 Poco se sabe en realidad de los que paso en los últimos años de la dominación romana, y menos aún de lo que hicieron por allí suevos y visigodos. De hecho tenemos que esperar a los reyes de Asturias, al rey Silo para ser más exactos, para volver a tener noticias de Tineo. Dicen los monjes de Corias que en 780 un hijo de Silo, llamado Adelgaster, príncipe de Xixón, fundó en estas tierras en monasterio de Obona. Pero eso ya se ha dicho en otra parte.
 La fundación de monasterios tuvo una gran importancia en la zona, pues no solo Obona, sino tambien Barzana (¿será esta la Barcia del dios Evedutonio?) y sobre todo Juan Bautista de Corias son fundadas en estas Asturias de Occidente. Todos estos monasterios eran fundados por poderosas familias de la zona con la doble intención piadosa (para su alma) y repobladora y de organización (para el territorio). 
 Dio durante los siglos XI y XII Tineo personajes ilustras a los reinos de España. El conde de Oviedo Diego Rodriguez, nacido en Tineo, tuvo una hija, Ximena Díaz que caso con un tal Rodrigo Díaz, al que llamaban el Cid. Y por esos años una tal Ximena Nuñez era condesa en Tineo, donde pudo conocer al rey Alfonso VI y donde pudo tener con él sus amoríos pues dos hijas tuvo con él. Una de ellas, Teresa, sería madre del primer rey de Portugal, Alfonso I, la otra con Raimundo IV de Tolosa, que fue nombrado conde de Teverga y que marcho con los cruzados a la conquista de Jerusalén. 
 Pero no todos en Tineo eran gentes ilustres, en 1115 se reúnen representantes del concejo en Oviedo con el obispo Pelayo con objeto de organizarse para defenderse de los malhechores que asolaban el territorio. Algo muy común en las Asturías medievales, como hemos visto.  
No se sabe si sirvió esa reunión de poco o de mucho, pero si es cierto que en 1277, más de ciento cincuenta años después se reúnen de nuevo los de Tineo con los otros concejos limítrofes para organizarse de nuevo contra los desmanes de los señores feudales. Está vez lo hacen en el puerto de La Espina y sin obispo. 
Las Asturias de Tineo se gobernaban desde el castillo homónimo, que seguramente estuviera levantado sobre un castro anterior, o sobre una torre romana hecha para vigilar tanto oro y alrededor del cual se levanto una villa en el s.XIII, al calor de las fundaciones de Alfonso IX, quién también establece como paso obligado para los peregrinos a Santiago la susodicha villa y el monasterio de Obona. La villa era abierta, sin muralla, pero contaba no solo con el castillo, que estaba bien defendido por muralla, torre y foso, sino con hospital de peregrinos llamado "Mater Christi", un convento franciscano y la casa fuerte de los García de Tineo, importante familia del lugar.
 El territorio de Tineo (aquí hay que hacer una aclaración, en estos años, baja edad media, el territorio de Tineo hace referencia a lo que a día de hoy es el concejo del mismo nombre, NO a todo el occidente de Asturias, hay que diferenciar entonces entre "Tierra de Tineo" y "Territorio de Tineo", a partir de ahora hablaré del territorio), junto con Cangas del Narcea y Allande pasan en 1369 a manos del que era entonces Adelantado Mayor de Asturias, Pedro Suárez de Quiñones, en agradecimiento por los servicios prestados durante la guerra contra don Pedro I, su hermano. 
Dos peregrinos avistan un patarico en las tierras de Tineo
Juan Pablo Moratiel
 No fue la posesión de los Quiñones una cosa sosegada y tranquila. Con las sublevaciones del Alfonso Enriquez los castillos de Tineo y Cangas del Narcea cayeron en manos de sus seguidores, a la sazón Diego Sanchez y Fernán Sanchez, lo que motivo que el Adelantado Mayor, es decir el ya mencionado Pedro Suárez de Quiñones, ordenará a Diego García de Tineo que se hiciera con el control de los castillos y que "prendiera o matara" a los dos rebeldes. Con mucha sangre y esfuerzo lo consiguió el de Tineo y no debió ser cosa baladí pues cuando por fin se rindió en Gijón el conde don Alfonso Enriquez, se perdonó a toda su gente, excepto a estos dos Diego y Fernán Sanchez, que habían cometido grandes desmanes en esas tierras de Tineo. 
 Estos García de Tineo eran gente de confianza del Adelantado Mayor, pues junto a él había estado en el asedio a Algeciras del año 1379, eran gente muy principal de estas tierras y dieron origen a varíos linajes de ricos-hombres con solar en Tineo, a saber; los propios Garcia de Tineo, los Caballero con su lema: "agua, castillo y león prisionero, armas son de caballero" y los Riego, que se establecieron en Tuña, pequeña población tinetense. 
 Estos del Riego tuvieron sus querellas con otros nobles de la zona, los  Plaiz de Arganza y hubo un gran enfrentamiento en San Félix de Mirayo donde casi se extermina a estos últimos. Sin embargo, como solía ser habitual en la época, todo se arregló con varios matrimonios entre ambos linajes. 
 Decir por último que los García de Tineo también tuvieron sus más y sus menos con el monasterio de Obona, de hecho, el acoso al que sometieron al monasterio en tiempos de Alfonso IX fue lo que motivo que el monarca se acercará a estas tierras para dejar bien claro que el mismo protegía al cenobio. Los García de Tineo siguieron, no obstante, manteniendo algún tipo de relación con el monasterio pues gustaban de ser enterrados en él.
 Volviendo a Tineo y a los Quiñones, parece ser que en algún momento perdieron el control sobre estas tierras, parce ser que en tiempos de Enrique III, y en 1434 el rey Juan II se lo entrega a un noble francés, el conde de Armagnac, por los servicios que este le había prestado en diversas guerras contra Aragón y Navarra. Pese a todo el de Armagnac no debía llevarse demasiado mal con los Quiñones, pues cuando los nobles castellanos (Quiñones entre ellos) se sublevan contra el valido don Álvaro de Luna, el Príncipe de Asturias, futuro Enrique IV, se encuentra que sus capitanes en Asturias, en concreto Fernando de Valdes, que fue el capitán designado para apoderarse del occidente, que toda la tierra estaba tomada por los hombres del conde de Armagnac y de los Quiñones, con lo que su misión era casi imposible. Juan II intentó apartar a los Quiñones de las tierras de Tineo, dándole a cambio la tierra de Llanes, pero no debió de resultar efectiva esta solución pues hasta 1494 no recuperan definitivamente los Reyes Católicos el control sobre el Occidente de Asturias. 
 Acabadas las guerras en el propio Tineo, los naturales se pueden dedicar a otros menesteres y en 1518 un tinetense, García Fernández da muerte ni más, ni menos, que al famoso pirata Barbarroja (al primero, que luego hubo otro...).

Por supuesto Tineo tiene su parte mitológica y legendaria. 
 Aquí al Nuberu se le conoce por Renubeiru y se dice de él que es un hombre chamuscado que gusta de la compañía de las brujas y se tiene la costumbre de ahuyentarlo colocando cuchillos y hachas con el filo señalando a las nubes, las campanas de San Facundo tienen también la capacidad de espantarle. Al Busgosu lo llamán Pelosu en estas tierras. La Güestia es conocida como la Houstia. Y aunque no hay leyendas en Tineo sobre los homones, criaturas gigantes con forma humana, pero si las hay en Salas y en Allande, que son los concejos que rodean Tineo por Este y Oeste respectivamente, en la edad media formaban parte de la tierra de Tineo y no es difícil imaginarse que los homones de uno y otro lado también caminarán por los montes tinetenses.
 El que sin duda cabalga por Tineo es "La Pantasma", el espíritu de un caballero muerto en pecado de adulterio al caer de su caballo. 
 Curiosamente, pese a ser un concejo de interior, en Tineo saben que el Ome Marín es capaz de subir por los ríos desde la mar para violentar a las mozas, pues son estas criaturas especialmente lujuriosas. 
 En los abundantes túneles y galerías que horadan estas tierras es bien sabido que habitán xanas, encantadas y cuelebres, y no falta quien diga que los túneles han sido excavados por los míticos mouros, que rebosan riquezas y que incluso pueden llevar a su mundo. Cuidado ha de tenerse si uno se adentra en alguno de ellos llamado por la avaricia, bien es sabido que una moza desapareció para siempre en su camino entre Navelgas y Navaral al introducirse por una galería en la que creyó ver refulgir el oro. En la noche de San Xuan se pueden oír sus lamentos, mientras espera a que algún gallardo caballero baje a desencantarla.
En la ermita de Cotariello pueden verse todas las noches unas luces fantasmagóricas que, si algún incauto se acerca demasiado, son capaces de subir por el cuerpo y dar un insoportable calor. Se cuenta que son las almas en pena de una moza y su amante, ella fue asesinada por él y él se suicido después. No falta quién dice que todo se debió al arrepentimiento de ella al estar embarazada antes de haber pasado por la vicaria.  
En Vil.latresmil se cuenta que un señor de horca y cuchillo, o sea uno de esos señores feudales con derecho a juzgar y castigar a sus vasallos,  fue convocado por el rey de Castilla, una vez en Valladolid el rey le pregunto cómo podía ser que gobernase sin barba, el señor contesto que para eso que gobernara un chivo, fue mandado decapitar por el rey, al que no le gustó la respuesta. 
En las profundas minas escavadas por los mouros
se encuentran fabulosos tesoros enterrados.
Nestor González
El castillo de Mirallo. Dicen los del lugar que en lo que ahora es el prado de Eiros, cerca de San Felix de Mirallo, existía antiguamente un castillo como no ocupado por un señor especialmente sanguinario y cruel. Vivía solo en el castillo acompañado por una anciana servidora y le gustaba pasear por lo alto de su torre par vigilar lo que ocurría en sus dominios. En una aciaga ocasión divisó las llamas de una pequeña hoguera que había sido encendida por el hijo de un campesino. Ante tamaña ofensa no pudo menos que mandar arrastrar al labriego al castillo para hacerlo azotar, lo que el labriego, ya de por si un hombre de mala salud, no pudo soportar y murió ante los ojos de su hijo, el de la hoguera. Éste no dudo en maldecir a su señor delante de todo el mundo. Y alguien poderosos debió de oír la maldición porque el señor de Mirallo murió a los pocos días acompañado de sus anciana servidora. Más aún el castillo se derrumbó sin dejar rastro de su presencia. Pero hay quién dice que si pasas de noche por la meseta de Eiros escucharas los gritos del señor de Mirallo al que están azotando en la otra vida.
Se dice que en el Campu L’ayalguina hay enterrado un tesoro de los mouros.

Post scriptum: antes de acabar quiero comentar tres datos que me han llamado la atención pero que no sabía bien como meter en el articulo. Por un lado la existencia de un lugar llamado El Peligro en las cercanías del monasterio de Obona, pese a tener un nombre tan sugerente no he encontrado ninguna anécdota ni leyenda al respecto. 
 En segundo lugar comentar una curiosa costumbre que se tenía en Tineo para estimular al matriz de las parturientas:  la hacen pasear y entre cuatro mocetones la menean... es de suponer que cada uno la agarra de una extremidad y, pues eso, la menean.
 Y por último una jocosa costumbre que se tenía en tiempos de Antroiro o Antroxu o Carnaval. Parece ser que para finalizar la fiesta, los más inquietos de la mocedad se dedicaban a lanzar el "goxu", que no es otra cosa sino lanzar un carro de hierba ardiendo colina abajo contra una aldea seleccionada al azar, por lo general y por comodidad se escogía una que estuviera situada más abajo que el lugar en el que se encontraban los bromistas. La verdad es que no hay nada mejor como estar durmiendo y que de repente te estrellen un carro ardiendo contra la quintana. Un chistazo vaya, no se si en la baja edad media se estilaba esta tradición, pero ahí queda dicha.
 Ah, y otros tinetenses de renombre en la historia de España fueron Pedro Rodriguez de Campomanes, marques de Campomanes e ilustrado, y Rafael del Riego, si, el del himno de Riego, de Tuña nada menos.
Post scriptum II: espero que haya podido dejar clara la diferencia entre tierra y territorio de Tineo. Parece ser que la tierra de Tineo era prácticamente todo el Occidente asturiano, lo que se correspondería con la tribu astur de los Pésicos, mientras que "territorio de Tineo" hace referencia a un espacio mucho más pequeño, que ocuparía lo que ahora es el concejo. La diferencia entre uno y otro parece haber surgido a caballo entre los s.XIII y XIV, a partir de los cuales ya no se hace referencia a las Asturias de Tineo, sino simplemente al concejo.
Bibliografia: "El concetson" de Yasmina Rodriguez Gonzalez. 2002-2003. E. Universitaria de Turismo de Asturias.
"Nuestras raices. Patrimonio Historico" Manuel Fernández de la Cera.
"Mitos y leyendas asturianas" Alberto Álvarez Peña
También Wikipedia: Tineo
De nuevo he tenido la suerte de contar con Juan Pablo Moratiel y Nestor González Fernández

sábado, 25 de enero de 2014

Buscadores de tesoros; los ayalgueros.

Desde la figalina de Ruedes
hasta el molín de Manxón
hay el dinero de siete reyes
metío na pelleya un castrón

Casi todo el mundo habrá oído alguna vez una leyenda o historia sobre un tesoro escondido. En Asturias muchas veces esos tesoros están protegidos por una encantada, en muchos casos una princesa mora que ha sido dejada atrás por su padre con la intención de proteger el tesoro hasta que le sea posible volver a recuperarlo. Tanto el tesoro como la encantada reciben en Asturias el nombre de ayalgas. 

 En puridad ayalga significa tesoro y solo es ha finales del s.XIX cuando se empieza a usar el mismo nombre para la criatura que lo protege, cuando anteriormente recibía simplemente el nombre de xana o encantada. En muchas historias el tesoro podrá ser obtenido por el valiente que la desencante. Recuerdo que en la escuela nos hablaban que la leyenda más repetida habla de un mozo que debe atravesar un torrente sujetando un hilo de oro sin que este se rompa, si lo conseguía se quedaba con el tesoro y se casaba con la xana, si fallaba ¡ay! moría ahogado. Hay otras muchas maneras de romper el encantamiento que condena a la moza a proteger la ayalga: esperar tres días a la entrada de la cueva, dejar que la moza en forma de cuelebre amague con dar un mordisco al mozo, etc.

Pero no quiero hablar de los tesoros enterrados y ocultos, ni de encantos y de como romperlos. Quiero hablar de los que buscaban esos tesoros. Los auténticos saqueadores de tumbas. Los Ayalgueros. 
En cierto sentido los ayalgueros, "chalgueiros" en el occidente asturiano, encajan muy bien en el perfil de aventureros. Solían ser personas de origen humilde que atraídos por los cantos de sirena de tesoros enterrados  que habían oído o leído en gacetas y relatos, se liaban la manta a la cabeza y se disponían a saquear ruinas de antiguas civilizaciones en busca de los pretendidos tesoros enterrados. Cierto que estas ruinas solían ser castros, dolmenes y túmulos, nada que ver con los restos de Osgiliath y que los tesoros enterrados eran ajuares funerarios o restos de vajillas o joyas romanas y astures, pero eran ruinas y tesoros al fin y al cabo. 
 Las primeras referencias escritas a tesoros enterrados en el noroeste peninsular vienen del Codice Calixtino del s.XII, en la que nos advierte de la presencia en Galicia de fortunas subterráneas, en muchos casos dejadas atrás por los moros en su huida, en ocasiones encantando a la hija o esposa del moro que huía para que sirviera de mágico guardián de las fabulosas riquezas. No es difícil imaginar que cuando se reflejan estos cuentos por escrito es debido a su abundancia en la tradición oral. Gota a gota las noticias escritas de tesoros escondidos van apareciendo a lo largo de los siglos hasta llegar a desatar cierto furor en el s.XVII, momento en el cual se llegan a saquear en Galicia hasta tres mil mamoas en un solo año. Pese a la preocupación de la corona por evitar este expolio (más pensando en el oro que en la protección del patrimonio) el problema tenía difícil solución porque en muchos casos los gobernadores locales estaban detrás de estos expolios. El zorro tenía que guardar el gallinero.
En el siglo XVIII, en pleno apogeo de la búsqueda de tesoros, el padre Feijoó recién llegado a Asturias explica que se había encontrado muchas leyendas de este tipo en su Galicia natal y que de nuevo se las encuentra en abundancia en su llegada a Asturias. No parece muy aventurado afirmar que ya en la edad medía eran abundantes estas leyendas, también en Asturias. 
Lo curioso de este fenomeno es que no es privativo de los asturianos o gallegos que buscaban los tesoros de los moros (por cierto que el termino "moro" parece hacer referencia a cualquier vestigio del pasado, siendo cuevas de moros los restos de minas romanas, castros etc), los mismos árabes buscaban los tesoros dejados atrás por los romanos y los romanos buscaban en Asturias el oro oculto bajo las montañas. Todos querían encontrar tesoros. 
Los ayalgueros solían echar manos de los Libros de San Cipriano que aparece en el s.XVI y que en muchas ocasiones, a modo de "extra", no solo incluían las instrucciones a seguir para recuperar una ayalga, sino que aportaba varias localizaciones de tesoros ocultos. Pero lo que verdaderamente hacía furor entre los ayalgueros eran las gacetas, pequeños manuscritos que señalaban las riquezas de los moros y los pasos a seguir para evitar las maldiciones dejadas atrás a modo de protección, pues no faltaban los que decían que esos tesoros estaban protegidos por diablos. Pero lo cierto es que los requisitos para defenderse de las maldiciones eran tan retorcidas y difíciles de conseguir para un campesino de la época (que apenas disponía de lo necesario para subsistir), por lo que los ayalgueros, más prácticos, solían seguir el modus operandi de reunir al mayor numero de colaboradores y dedicarse a cavar indiscriminadamente en los alrededores del pretendido tesoro. Posiblemente los ayalgueros que tenían detrás a gentes más ricas y letradas, con más cosas que perder, si pudieran respetar los conjuros y protecciones mágicas que garantizaban las expulsiones de demonios y maldiciones. 
Y eso es todo, no me quiero extender sobre un tema que sale fuera del arco temporal habitual de Aquelarre, si bien es cierto que las leyendas tenían hondas raíces medievales. La verdad es que me llamaron la atención las similitudes (salvando las distancias) entre los ayalgueros y los aventureros de juegos tipo dungeon crawling, y es que los ayalgueros no tenían problema en recurrir al armamento pesado. Se sabe que la tapa de algún que otro dolmen acabo siendo barrenada para hacerla saltar por los aires. Nada mejor que la dinamita para espantar al demonio. 
Ayalgueros como Personaje Jugador.
Aunque históricamente los ayalgueros realizaban sus labores a partir del s. XVII, no veo demasiado impedimento en suponer que en la Baja Edad Media también habría individuos duchos en estas lides. 
Para adaptarlo mejor a la idiosincrasia de Aquelarre podríamos decir que, en este caso, los ayalgueros si que se tomaban en serio los peligros de índole mágica y demoníaca, muy presentes en el mundo de Aquelarre. Serían estos ayalgueros de origen humilde, teniendo que ser de clase social Campesino, siendo sus requisitos los siguientes:
Características mínimas:
AGI 15
PER 15
CUL 10

Habilidades primarias: Conocimiento de Area, Descubrir, Leyendas, Rastrear.
Habilidades secundarias: Comerciar, Con. Mágico, Escamotear, Memoria, Ocultar, Saltar, Trepar, una competencia de armas de campesino.
Ingresos mensuales: su porcentaje de Suerte x 2 en Maravedies.

Por cierto, antes de despedirme y para prevenir que nadie se eche al monte a buscar ayalgas dejadas atrás por los moros, sobra decir que los ayalgueros se quedaron en la mayoría de los casos con un palmo de narices, o más pobres incluso de lo que eran antes, pues no existían esos tesoros y el único consuelo que pudieron obtener fue el de elementos con más interés arqueológico que valor monetario.

Desde la fuente Laespina
a la peña furacada
hay doscientas libras de oro,
so una piedra labrada

Bicliografia: Tesoros, ayalgas y chalgueiros. La fiebre del oro en Asturias. De Jesús Suárez López.
                      El gran libro de la Mitología Asturiana. Xuan Xose Sanchez Vicente, Xesús Cañedo Válle. 

martes, 26 de noviembre de 2013

El legado de Adelgaster. El monasterio de Obona.

No fue desde luego el monasterio más importante de Asturias, no el más famoso, ni el más bello. Tampoco fue el más grande, ni el que más monjes tuvo. Pero posiblemente el monasterio de Obona sea el más misterioso que existió en la región. 
El monasterio de Obona en el Occidente de Asturias
Para la leyenda me remito a otros mapas de este blog
 Se dice que su fundador fue Adelgaster príncipe de Gijón, casado con Brunilde, pretendido hijo ilegítimo del rey don Silo, el que traslado la corte a Pravia, pero la autenticidad de este hecho es discutida. De ser así el monasterio se habría fundado en el 781, setenta años después de la caída del reino visigodo, y nos encontraríamos ente uno de los más antiguos de Asturias, de hecho sería contemporáneo a la que se considera la iglesia más antigua de la región fue construida también bajo el reinado de Silo; la iglesia de San Juan de Santianes de Pravia. 
 El monasterio está construido junto al arroyo de Ardeña, y parece ser que las aguas de las fuentes cercanas eran de tan buena calidad que le dieron nombre al sitio, pues uno de los primero monjes debía de ser de origen franco y bautizó al lugar como Eau Bonne. Está a dos días de Oviedo, en las tierras de Tineo, enclavado en el camino de Santiago y es de paso obligado pues el rey Alfonso IX de León, que tanto tiempo pasaba en Asturias así lo hizo saber:
 "...amenazo a todo aquel que osara desviar a los peregrinos a Santiago de su pola de Tineo y Obona..."
Un camino que no por transitado es fácil de hacer, no hay camino para carretas y los abastos deben transportarse en caballerizas, aunque esto es común a prácticamente todos los caminos de la región. 
 Pero volvamos al monasterio. Parece ser que en principio fue dúplice, teniendo cabida en el monjes y monjas, y era regido por un abad y una abadesa, pero con la fundación del monasterio de Corias, que recibe un tercio de los derechos sobre Obona pasa a convertirse en monasterio exclusivamente masculino, hablamos de mediados del s.XI. 
 Entre los siglos X y XII recibió el monasterio numerosas donaciones de gente muy principal. Siendo los que mayor ascendiente tenían la familia de los Tructinos, que poseía dos tercios del monasterio, siendo el tercio restante, como ya se ha dicho, de los monjes de Corias (en lo que entonces se llamaba Cangas de la Sierra y hoy Cangas del Narcea). Cuando los monjes se acogen a la regla benedictina en el s.XII el monasterio se gana su independencia. La sobriedad de la iglesia, construida en el s.XIII es un fiel reflejo de los ideales estrictos benedictinos. 
 Pero esta sobriedad tan propia de los benedictinos no les impedía exprimir a los campesinos a la hora de recaudar tributos, los monjes eran tenidos por especialmente despiadados a la hora de recaudar impuestos y muy voraces cuando se trataba de reclamar más tierras. En una ocasión llegaron a jurar sobre sagrado que las tierras que pisaban eran del monasterio de Obona, como era inconcebible para la época que unos monjes juraran de manera tan terrible en vano, los vecinos cedieron a pretensiones, quitándose entonces las madreñas los monjes y dejando caer la tierra que habían metido dentro de ellas recogida del monasterio. En todo momento pisaban tierra de Obona, en efecto. 
El monasterio de Obona con su laberinto subterraneo.
Obra del genial Juan Pablo.
 Los monjes se ganaron el favor real, como ya hemos visto respecto a la obligatoriedad de paso. Y gracias a ello consolidan su dominio sobre el coto de Obona, cediéndoles el rey su dominio. Los monjes, en concreto el abad, recogen todos los derechos y obligaciones vinculados a la jurisdicción real, puesto que los funcionarios del rey ya no podrán entrar en las tierras del monasterio. Incluso los jueces del coto eran nombrados por el abad.
 Puede ser por este poder tan considerable que el recuerdo de los monjes en tierras de Tineo no es particularmente bueno. Los monjes recaudaban impuesto y ejecutaban las penas asociadas a los delitos que se cometían, parece ser que con bastante dureza. Como no podía ser de otra manera mantuvieron sus pleitos con la cercana Pola de Tineo, que también gozaba de favor real. Y es que los intereses ganaderos de Obona chocaban con los intereses mercantiles y artesanos de Tineo. Una situación que se repetirá en Asturias a medida que las polas empiezan a sustituir a los monasterios como puntos de administración del territorio.
 En nuestros siglos bajomedievales se ve inmerso el monasterio en las luchas banderizas que asolan la región y el reino. Para proteger al monasterio se implanta el abad comendatario, un noble laico con rango de abad cuya función era defender por las armas al monasterio.
 Y es que la violencia era mucha y cercana. A mediados del s.XV un miembro de la familia de los Miranda, cuyo poder comenzaba a despuntar en Asturias, se refugió con su esposa Sancha en el monasterio tras haber "ejercido la violencia" sobre Alvaro Cuervo. Arias Gonzalez, que así se llamaba el de Miranda, se vio asediado en el monasterio por los Cuervo y sus clientes, que terminaron asaltando el cenobio tras sangrienta lucha.
 Dicen las malas lenguas que los monjes parecían ejercer una suerte de derecho de pernada sobre las recién casadas, que debían permanecer una semana justo después de la ceremonia entre sus muros, tiempo durante el cual pasaban por las manos de todos los monjes y si quedaban entonces en cinta se consideraba al recién nacido hijo del monasterio, siendo en el futuro bienvenido a engrosar las filas de los benedictinos.
 La leyenda más misteriosa del monasterio de Obona es la que nos habla de un enorme laberinto que se extiende en su subsuelo. Dicen los campesinos de los alrededores que es tan grande como el mundo y que alberga mil y un maravillas. Y dicen también que en se metió para no volver un tal don Per de Omaña, que tenía todas las riquezas que se podían desear. No estaba sin embargo contento con esto, y cuando los demás le preguntaban que le pasaba él explicaba que dentro de sí mismo tenía a Zamplarrampla, pero no sabía explicar quién o que era esa cosa. Cuando en uno de sus viajes se avecinó por fin al monasterio, unos misteriosos monjes le indicaron la presencia del laberinto, explicándole que todo lo que el deseara se encontraba dentro. Fama, oro, gloría, mujeres, la inmortalidad. Todo ello le esperaba a Per de Omaña en el laberinto. Pero había algo más.
En el laberinto habitaba Zamplarrampla.
Don Per sucumbe a Zamplarrampla
según Nestor Gonzalez
Y Zamplarrampla iba a acabar con él. Tal vez al entrar, tal vez mañana, tal vez en cien años. Zamplarrampla podría esperar, pero tarde o temprano acabaría con don Per si este decidía entrar. 
 Don Per venció sus miedo y entró en el laberinto. Y se dice que en las quietud de la noche se pueden oir sus gritos de angustia mientras espera que Zamplarrampla de con él para matarle. 
 Laberintos y túneles aparte tiene el laberinto una torre que dicen los que han entrado posee una gran biblioteca, con tomos muy curiosos y misteriosos, incluyendo un documento muy valioso. Pero viendo la fama que han cogido los monjes en los alrededores, uno se pregunta que será en realidad lo que ponen esos libros. 
 Otros dicen que la biblioteca no está en la torre, sino en el laberinto, y otros más dicen que no es biblioteca sino bolera con bolos de oro (aquí hago un inciso, los bolos son un deporte tradicional asturiano, que nadie se imagine a El Nota jugando a los bolos con los monjes negros). A este laberinto se entra por una arcada que da lugar a un túnel en la parte sur del claustro. Pero los más descreídos dicen que por ahí se entraba a las caballerizas y que todo eso del laberinto y el túnel son pamplinas. Pues siendo el monasterio tan pequeño ¿como iba a albergar un laberinto tan enorme?
 Si que guarda tesoros de gran valor para los cristianos, como son la piedra del "Ara Santa" de marmol y plata, con grabados parecidos a los del Arca Santa de la Catedral, ya saben, la que se abrió en presencia del mio Cid de Vivar, y el Santo Cristo de Obona. 
 Por si todo esto fuera poco, no faltan en los alrededores del monasterio otras criaturas que aún a riesgo de desobedecer al rey, hagan poco recomendable su visita. Una gran curuxa blanca ronda por los alrededores, sin duda una Guaxa ansiosa de sorber la sangre a los más incautos. Una xana ha sido vista varias veces en el cercano arroyo. Y diversos espíritus fantasmagóricos parecen rondar alrededor del monasterio. Nunca entran, eso si, en terreno sagrado. 

IDEAS DE AVENTURAS:
  • En la noche de San Juan, cuando el diablo y los espíritus son más fuertes que de costumbre, los PJ's se ven encerrados en el monasterio de Obona, mientras las criaturas de la noche les asedian. El ambiente en el monasterio se tensa cada vez más ha medida que algunos monjes comienzan a enloquecer presas de la desesperación. ¿Cederán a las voces susurrantes que les piden abrir las puertas a cambio del descanso eterno?
  • Los Pj's son contratados por una pequeña aldea de los valles de Tineo para que les defiendan de los intentos, cada vez más agresivos, de los monjes de quedarse con sus tierras. Los monjes han reclutado a grupo de bandidos para tal cuestión. Los aldeanos solo cuenta con los PJ's y a cambio de su ayuda solo son capaces de ofrecerles una miseria. ¿No serán por casualidad siete Pj's, verdad?
  • Los PJ's forman parte del séquito de un poderoso noble. Han parado para dormir en el monasterio. Con tan mala fortuna que el hijo del señor, de tan solo cuatro tiernos añitos parece haberse perdido. Los últimos que lo han visto dicen que se introdujo en un túnel situado en la parte sur del claustro, lo que según los monjes conduce a un inmenso laberinto. En efecto, son los PJ's los que tienen que entrar para rescatar al zagal. 
Bibliografía: "50 lugares mágicos de Asturias" de David Madrazo, "Guía práctica de monumentos asturianos" de Covadonga Burgos, "Historia Universal de Paniceiros" de Xuan Bello y "Hombres y tierras de Tineo" de Jose Girón.
Post scriptum: de nuevo me encuentro con un lugar que me pide que le haga un articulo. Después de tantos meses sin poder ponerme a investigar como es debido, no tenía muy claro por donde empezar para poner de nuevo en marcha el blog, más allá de los artículos de opinión. No me duró mucho la duda, en cuanto mis ojos se posaron en el nombre de Obona ya sabía a que dedicar la siguiente entrada. No solo me parecía interesante sino que añadía un articulo más a la etiqueta monasterios que tan buen recuerdo tienen en mi (fue la primera que compartió Nosolorol en facebook y la que marca un antes y un después en el número de visitas al blog).
El aura de misterio que rodea a Obona es más que evidente, en primer lugar ser parece que (contradiciendo el título que le he puesto a la entrada) no hay pruebas veraces de que el Principe Adelgaster de Xixón fuera efectivamente el fundador del cenobio. De hecho la misma existencia del supuesto hijo del rey Silo es dudosa. Según la Crónica Albeldense Silo no tuvo hijos de Adosinda, hermana del rey Alfonso I. Sin embargo este hecho no impide que Adelgaster fuera hijo de un matrimonio anterior de Silo, o que Adelgaster fuera un hijo bastardo del rey. Pese a la poca probabilidad del hecho me pareció lo suficientemente atrayente como para darlo por cierto en nuestro mundo de Aquelarre. Ya sabéis, las leyendas son más interesantes que la realidad y acaban por volverse ciertas.
La historia de las apariciones de la Guaxa, la Xana y demás espíritus en los alrededores del monasterio las he sacado del libro "50 lugares mágicos de Asturias" que es interesante pero se decanta bastante por el ocultismo tipo "Cuarto Milenio", de hecho no he encontrado confirmación de la historia en otro sitio que no sea ese libro.
La parte del laberinto es posiblemente la más atrayente de toda la leyenda del monasterio. Está magistralmente narrada por Xuan Bello en "Historia universal de Paniceiros" y a el libro me remito sin decir nada más.
En esta ocasión he tenido la suerte de contar de nuevo con Juan Pablo para la ilustración del monasterio (que soso sería el blog sin Juanpi) y con la nueva incorporación al blog de Nestor González con cuyas ilustraciones ganaremos todos un poco más de postín.
Un saludo a todos.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Leyendas y milagros de la ciudad de Oviedo

Una ciudad no es una ciudad, menos aún una ciudad de Aquelarre, sino tiene una buena cantidad de leyendas que pueblen su geografía mágica e irracional. De las que he podido reunir aquí abajo admito que prácticamente no conocía ninguna de ellas y me ha sorprendido especialmente descubrir los orígenes  tan lejanos en el tiempo de lugares tan cotidianos para mí en mi juventud como la Calle del Rosal y el Cristo de las Cadenas. 
 He intentado ser lo más exhaustivo posible con la intención de ir cerrando poco a poco el circulo sobre la ciudad de Oviedo, para así ponerme con otras partes de Asturias, que por desconocidas para mí, no hacen sino llamar mi atención poderosamente. 
 Por último reseñar que me ha llamado poderosamente la atención que una ciudad tan pequeña como Oviedo en la edad medía, apenas unos cinco mil habitantes, hubiera generado tantas leyendas a su alrededor. 

Leyenda castillo de Tudela.

Dicen en el lugar que un tal Don Ares de Tudela vivía en el castillo del mismo nombre, ya saben vuestras mercedes, ese que protege Oviedo por el sur y vigila su conexión con la meseta (incluso algunos apuntan que Tudela viene de la "tutela" que el castillo ejerce sobre la ciudad) y que fue construido en tiempos de Alfonso III, el Magno.

Pues bien, ya anciano vivía este caballero rodeado de sus siervos y su hija Irene cuando un día de tormenta se acerco al castillo un caballero moro pidiendo refugio. No queriendo faltar a su deber de la hospitalidad Don Ares acogió entre sus muros al infiel. Por supuesto Doña Irene quedo enamorada del caballero moro desde el primer momento.


Se organizó al día siguiente una cacería, aprovechando que había pasado la tormenta, y allí se fueron Don Ares y el moro, con tan mala fortuna que un gran oso pardo sorprendió al anciano dejándolo muy malherido. Lo llevaron sus sirvientes rápidamente al castillo donde poco más pudo hacer que confesarse y hacer prometer a su hija que nunca renunciaría a Cristo ni abandonaría el castillo. Muriendo poco después el anciano caballero.
No tardo la hija en confesar al moro su amor por él y, viéndose correspondida, no tardo en romper su promesa pues decidieron abandonar el castillo esa misma noche. Para evitar miradas indiscretas se dirigieron a un pasadizo que dicen conecta el castillo con la orilla del Nalón. Pero algo raro sucedió.
un extraño fuego rodeo a los amantes que apretaron paso para intentar escapar de las llamas. Horrorizados contemplaron como a la salida del túnel se erguía la fantasmagórica figura de Don Ares de Tudela.
Nunca nadie volvió a ver a los amantes con vida.
Otra versión de esta leyenda es la que se resume con la sentencia "Si la ficiste en Pajares, pagarasla en Campomanes" En este caso el invitado es un caballero navarro que, de nuevo, se enfrenta con un oso que atacaba al señor del castillo, en esta ocasión salvándolo. El caballero navarro huye del castillo con la hija del señor, de nombre Adonsinda, maltratándola y dejándola abandonada en una cueva cercana al puerto de Pajares. Años después con el navarro convertido en Sancho el Mayor, rey de Navarra, los hermanos de la desdichada Adosinda le tienden una emboscada en Pajares, aprovechando una peregrinación del monarca a San Salvador. Los navarros rechazan a los asturianos capturando y matando muy cruelmente a uno de ellos. Más adelante, mientras hacían parada en el pueblo de Campomanes un virote de ballesta salido de no se sabe dónde acabó con la vida del cruel monarca. No me extiendo más en ella porque parece ser una versión más novelada de la anterior y, por tanto, nada demasiado original. Pero aquí queda recogida a modo de curiosidad. 
Post Scriptum: El castillo de Tudela.
Posiblemente la fortaleza más grande de Asturias el castillo de Tudela fue construido sobre lo que a día de hoy se conoce como pico Castiellu, muy posiblemente sobre los restos de una construcción romana anterior (práctica está muy habitual, por cierto). Fue Alfonso III el Magno, último rey de Asturias el que ordenó su construcción con objeto de defender la ruta que permitía el paso de suministros desde la meseta hasta Oviedo por el alto del Padrún. 
La verdad es que andado el tiempo el castillo tanto protegió a la ciudad como la amenazó, dependiendo de quién se apropiara de la fortaleza. Posiblemente después de la rebelión de Gonzalo Pelaez pasó a manos del cabildo catedralicio ovetense, que no dudo en entregar el castillo a malhechores cuando se enemistaba con la ciudad de Oviedo. Finalmente Juan I en 1386 ordena la demolición de la fortaleza en el contexto de las rebeliones de su hermanastro Alfonso Enriquez.
El castillo contaba con tres poderosos torreones, tres murallas defensivas y tres fosos. Una fortaleza imponente, pero difícil de imaginar hoy día, dado el estado de ruina en que se encuentra.
Ideas de aventuras: 

  • ¡Que hermosos es el amor! Dos Pj's enamorados han tenido a bien refugiarse en las ruinas del castillo de Tudela para disfrutar de su amor. Por desgracia, el espíritu de don Ares todavía encanta el lugar y, cosas de difuntos, considera que la bella Pj es su hija y el hermoso doncel es el moro que se la arrebato...
  •  Claro que a lo mejor los Pj's no son chico y chica, si no dos varoniles catamitas, y no solo se enfrentan a la ira del espíritu de don Ares (un tanto confundido), sino que también a un montón de intolerantes campesinos de los alrededores a los que no les gustan estas prácticas tan alejadas de la vida cristiana.  

Leyenda del Cristo de las Cadenas.
Marcho el enamorado a la guerra con los moros dejando atrás a la afligida doncella. Para consolarla le pidió plantar un rosal delante de su casa, prometiendo que mientras no floreciera él seguiría con vida. 
Pasaban los años y el rosal no florecía, pero tampoco había noticias del mozo. Un día llego un hombre a Oviedo buscando a la moza, portaba unas pesadas cadenas. El hombre era compañero de batallas e infortunios de su enamorado, habían estado ambos presos en las mazmorras de la morería, quedando el enamorado demasiado enfermo como para volver a Oviedo una vez fue liberado. Su compañero de celda se encargó entonces de entregar a la enamorada las cadenas que lo habían tenido preso. Ella subió las cadenas a lo alto de una colina en la que había una ermita con un gran Cristo, que desde entonces se conoce como Cristo de las Cadenas. Al volver a su casa vio como el rosal a la puerta había florecido, sabiendo entonces que su enamorado había muerto. Todavía a día de hoy se llama a esa calle, calle del Rosal.
Post Scriptum: la calle del Rosal 
Aparece ya en documentos de 1237 e incluso Velasquita Giraldez, donante de unos terrenos en las inmediaciones de esta calle a la cofradía de Xastres o alfayates. Dicen algunos que esos terrenos estaban repletos de rosales y que ese es el auténtico origen del nombre. Baste decir que en aquellos años la calle de "calle" tendría poco. Estaba situada extramuros, relativamente lejos del núcleo amurallado.
Ideas de aventuras: 
  • Por casualidad los Pj's ven como un rustico se apresura a cambiar un rosal bastante mustio por otro más florido. Unos días después empieza a circular por la ciudad la noticia sobre el milagroso florecimiento del rosal que indica la muerte del joven doncel. Por cierto que el amigo que ha traído las cadenas ha decidido cortejar a la joven moza, ahora sin compromiso...


Leyendas del castillo de Priorio.

Parece ser que el castillo de Priorio estaba a cargo de un tal don Rodrigo, que vivía allí con su hija Irene. Tenía el señor del castillo un joven paje, de nombre Pablo, que no tardó en enamorarse de la hija de su señor. Amor que por fortuna y desgracia fue correspondido. Por fortuna porque no hay nada mejor que el amor correspondido, por desgracia porque don Rodrigo, el padre, se enteró del romance y maldita la gracia que le hizo. En un arrebato de furia echo mano de la espada y se dispuso a acabar con la vida del desdichado Pablo, el cual, armado también, se defendió con denuedo. Tanto que acabo con la vida de don Rodrigo, padre de su enamorada, que había estado allí contemplando todo el drama. 

Si Pablo se esperaba que lo peor hubiera pasado ya se llevó una profunda decepción. Doña Irene no quiso saber nada del asesino de su padre y le rechazó de plano. Pablo, loco de dolor se arrojó desde lo alto de una de las torres. 
Dicen los del lugar que en una piedra a orillas del Nalón todavía pueden verse las manchas de sangre del desdichado Pablo.
Estando el rey Bermudo en Guerra con los moros mandó llamar bajo su estandarte a don Osmundo Osorez de Tuñón, señor de Priorio, el cual acudió presto a la llamada del rey.
La campaña fue dura y cruenta, tanto que don Osmundo fue hecho prisionero y dado por muerto. Muchos años después, liberado ya, dada su condición de anciano inofensivo, decidió peregrinar a San Salvador de Oviedo y buscó cobijo, a la altura del puerto Pajares pidió hospedaje en el castillo del conde Munio, que a la sazón era hijo suyo. El conde, no reconociendo a su padre, se comportó de manera orgullosa y prepotente, siendo reprendido por el anciano. Semejante afrenta desató las iras del conde que mando ahorcar al peregrino, no habiendo reconocido en él a su padre. Ahorcado en un bosque cercano el anciano murmuro. "Muniu, fiu del alma..." siendo entonces reconocido por el verdugo que intentó rescatarlo pero ya sin éxito. Volvió el verdugo al castillo para dar la mala noticia pero solo alcanzó a ver como el castillo se derrumbaba sepultando a todos los que en su interior se encontraban.

Post scriptum; El castillo de Priorio. 
De nuevo un castillo que se construyó sobre un antiguo castro, está vez en las confluencias del rio Gafo y del Nalón. No se sabe muy bien en que año fue construido el castillo de Priorio, pero parece que Alfonso II se escondió en él huyendo de los hombres de Hixem II, allá por el 795.  
No se sabe la forma del castillo primitivo, pero si que tenía dos torres y un cubo y parece que las puertas y parte de las murallas que aún ha día de hoy se conservan pudieran ser parte de las originales. Al menos a día de hoy el río Gafo cubre, a modo de foso, toda la cara sur del castillo, quedando el oeste protegido por el más ancho cauce del Nalón. 
Fue uno de los castillos desde los que Gonzalo Pelaez de Coalla se dedicó a saquear la zona central de Asturias. 
En el siglo XV pasó a ser casa de recreo de los obispos ovetenses. 
Ideas de aventuras:

  • Hace años que escribí mi propia aventura basándome en la primera de las dos leyendas del castillo de Priorio. Si me lo permitís en lugar de dar ideas me comprometo a colgarla más adelante, cuando la revise y la ponga decente para un público exigente como es el de este blog.

La xana del Naranco
En la cueva de la Cogolla, en el monte Naranco, le vinieron a una xana terribles dolores de parto, siendo escuchada por una vecina del lugar que se encontraba en las inmediaciones. La vecina no dudo en ayudar a la xana a parir, la cual, agradecida, le permitió escoger el objeto que ella más quisiera de entre su ajuar. La muchacha al ser costurera, escogió unas tijeras de oro.
Ideas de aventuras: 

  • Y resulta que la xana ha seguido a la costurera a su casa y le ha cambiado a su hijo por el xanín recién nacido. Claro que todo puede acabar si la costurera entrega las tijeras de oro de vuelta a la xana (o le dice eso de "toma al tu peludín, dame al mi mocosín"), pero claro, las tijeras son de oro y algún vecino avaricioso se ha hecho con ellas. ¿Quién podrá recuperarlas?

Los fantasmas del puente de Godos.
Cerca del puente de Godos se dice que al atardecer de un remanso que formaban las aguas del río salían siete sombras con vaga forma de mujer que flotaban sobre las aguas, los praos y los cultivos y finalmente formaban un corro y comenzaban una danza sobrenatural. 
Ideas de aventuras: 

  • Los Pj's están haciendo un alto en el camino a o desde Oviedo cuando un mercader, pálido y aterrado, les pide ayuda. Durante la pasada noche algo salió de las aguas del Nalón y se llevó a su hija bajo las aguas. Si los Pj's investigan verán como al atardecer de ese día las formas fantasmagóricas salen del río llevando de la mano a la hija del mercader. Si los Pj's no impiden el baile en el claro el aquelarre tendrá un nuevo miembro la tarde siguiente.

Los milagros de la Catedral de San Salvador.
No solo son leyendas de amoríos y aparecidos las que se cuentan sobre la ciudad de Oviedo. También tiene la ciudad, como no podía ser de otra manera, buena cantidad de milagros que se obraron en ella misma o con intermediación de su patrono San Salvador. A continuación se encuentran todos los milagros de los que he tenido noticia.


Las reliquias del arca santa
Es bien sabido que las reliquias que se guardan en la cámara santa de Oviedo están allí desde que en 791 Alfonso II El Casto ordenó construir dicha cámara para albergarlas, habiendo estado hasta entonces en el Monsacro. Pese a ello pasaron más de doscientos años hasta que se decidió abrir el arca para contemplar las reliquias que allí se guardaban. Fue en 1035 por obra del obispo Ponce (por cierto, parece ser que estaba emparentado con Sancho el Mayor de Navarra, el de la leyenda del castillo de Tudela, de hecho cuando murió emboscado en Campomanes se dirigía a la catedral de San Salvador ¿vendría a la apertura del arca?). 
Algo debieron de hacer mal porque al abrir la cubierta del arca fue tal la luz que salió de ella que a punto estuvieron de quedarse ciegos los que allí se encontraban, no pudiendo ver ninguna traza de lo que dentro del arca había. Algunos desdichados, en efecto, no recuperaron la vista.
Hubo que esperar a 1075 para que se volviera a abrir el arca, esta vez bajo los auspicios de Alfonso VI, el 13 de marzo, para ser exactos. Estaban con el rey las infantas Urraca y Elvira, clérigos de Toledo (todavía no reconquistada), el obispo Pelayo, condes, ricos hombres, un notario y, curiosamente, un herrero. Ah, también estaba el que había sido alférez de Sancho el Fuerte de Castilla, don Rodrigo Díaz de Vivar. 
No se anduvieron cortos de prudencia en esta ocasión, conocedores del destino de sus predecesores. "Mortificaron sus cuerpos más de lo habitual, asistieron a misa y acudieron al arca entre cánticos y salmos" Empujaron suavemente y se abrió el arca, mientras lanzaban por todas partes bocanadas de incienso. Para alivio de los presentes nadie quedo ciego en esta ocasión, Dios había tenido a bien mostrar las reliquias. 
Y que reliquias: «del leño [de la cruz] del Señor, de la sangre del Señor, del pan del Señor, esto es, de su Cena, del sepulcro del Señor, de la tierra santa sobre la que estuvo el Señor, del vestido de Santa María y de la leche de la misma Virgen y Madre del Señor, del vestido del Señor dividido a suertes y de su sudario». «Y de otros muchísimos, cuyo número sólo la ciencia de Dios abarca».
Se declaró el día 13 fiesta de las reliquias que se festejó en Oviedo durante muchos siglos, al día siguiente, en celebración por tan destacado hecho, donó el rey a la catedral el concejo de Langreo. Ni que decir tiene que las reliquias de la Cámara Santa llevaron a la ciudad a un nuevo auge de la mano de las peregrinaciones, que en los siglos XII y XIII llegaron a ser considerablemente importantes.


El milagro de fray Vicente.
Durante el reinado de Juan II se dice que un pastor de las tierras de Aragón se vio sorprendido por un repentino enmudecimiento, no siendo capaz de decir palabra por mucho que lo intentará. Todos los vecinos intentaron ayudarle probando diversos remedios, hierbas y potingues sin que ninguno pareciera surtir efecto.
Decidieron entonces dirigirse a Zaragoza a encontrarse con un monje que tenía fama de muy sabio por aquellos días. El fraile, valenciano y dominico recomendó al pastor peregrinar a San Salvador de Oviedo acompañado de uno de sus vecinos y de un peregrino italiano que había estado escuchando el problema (de boca del vecino, no del mudo, claro).
Tras un duro viaje por tierras de Castilla y el aún más duro ascenso al puerto de Pajares, los tres viajeros llegaron a la catedral de San Salvador en el momento en el que se iniciaba la misa. Decidieron quedarse y justo en el momento de la consagración el mudo volvió a hablar agradeciendo al Salvador el haber recuperado la voz.
El fraile dominico sería conocido para la posteridad como San Vicente Ferrer.

La piedra de sal
Y es que el Salvador siempre protege a sus fieles. Por esos mismos años andaba un barco avilesino cargando sal en el Puerto de Santamaría con destino al alfolí de su ciudad, cuando una mujer de la villa solicitó al patrón del barco que entregara una piedra de sal a San Salvador como pago a los muchos favores que el santo le había hecho. El patrón, por supuesto, accedió.
Por desgracia andaba los tiempos revueltos en la tierra y en la mar y barco de corsarios asalto a los mercaderes de la sal en su viaje de retorno a Avilés. Depusieron sus armas los avilesinos que se sabían en inferioridad de condiciones y los corsarios, que algunos dicen que eran de la dulce Francia, comenzaron a pasar la sal de un barco al otro. Hete aquí que una piedra de sal resultó inamovible para los piratas. Por más que lo intentaban y más hombres se sumaba al esfuerzo no había manera de moverla. Espantados ante tal prodigio los piratas abandonaron el barco apresuradamente dejando a los asturianos a salvo y con una parte de la carga.
De vuelta a Aviles y tras referir  el prodigio a las autoridades, acudieron estas al puerto con gran despliegue de curas y hombres santos, acercándose con gran reverencia varios de ellos a la piedra inamovible para trasladarla a la catedral de Oviedo. Y de nuevo se obró el milagro, pues la piedra que entre seis no fueron capaces de levantar, ni siquiera un centímetro del suelo, fue alzada, ligera cual pluma por uno solo de los allí presentes, que no dudaron que estaban ante un prodigio divino y transportaron sin tardanza la piedra de sal a su legitimo dueño. San Salvador de Oviedo.

La cruz de los Ángeles.
Mucho más antiguo que los anteriores es el milagro que se obró en tiempos de Alfonso III El Magno. Se presentaron en el castillo de Gauzon dos orfebres proponiendo al rey asturiano construir una cruz para mayor gloria de Dios Creador. El monarca acepto por ser un hombre prudente y piadoso. Los orfebres solo pusieron una condición, que nadie les molestara mientras  trabajaban en la cruz.
Pasaron días, semanas, meses trabajando sin salir en una de las habitaciones del castillo. Nunca salían, ni hacían ruidos, no se sentía su presencia. Por fin la curiosidad pudo más que la paciencia y el rey ordeno entrar en la habitación. Estaba vacía excepto por una cruz de excepcional belleza recubierta de oro. Se dieron cuenta los presentes que los orfebres eran en realidad ángeles. La cruz fue traslada a la basílica de San Salvador y desde entonces se la conoce como la Cruz de los Ángeles.
El arzobispo Ataulfo

Arzobispo de Santiago fue llamado por Bermudo II a la corte de Oviedo, por razón de las malas lenguas que del obispo hablaban. El Arzobispo, ya anciano, fue requerido por el rey en el plazo de una semana, hazaña harto difícil en aquella época y con aquella edad, lo que nos da idea de que el rey no bien quería al obispo.

Sin embargo, logro el anciano tal hazaña y no solo eso, sino que llego por la puerta de Socastiello antes de lo esperado. Dirigiéndose en primer lugar a la basílica de San Salvador a rezar al señor.

Se enteró el rey Bermudo de la llegada del anciano y del hecho de que fuera primero a rezar que a presentársele y, como juicio divino o broma macabra, ordeno que trajeran un gran toro y lo situaran a la puerta de la basílica para que se encontrara con él el obispo al salir.
Cuando el anciano acabo sus rezos y salió de San Salvador se encontró cara a cara con el animal, que lejos de atacarle se le acerco dócilmente para sorpresa de propios y extraños. Le acarició la cabeza el obispo y, sin esfuerzo aparente, le arranco los cuernos. El toro espantado entonces echó a correr queriendo escapar de allí. Llevándose por delante en su huida a los cortesanos que mal habían hablado del santo obispo.
El obispo volvió al templo y colocó los cuernos sobre el altar. Posteriormente pasaron a situarlos a la puerta de la catedral para que todo el mundo recordase el prodigio que allí había tenido lugar
Ideas de aventuras: 

  •  Un noble demasiado ambicioso ha robado el arca de las reliquias con la intención de usarlas para sus propios fines. Los Pj's deberán recuperar el arca antes de que se abra y de su interior salgan un montón de espíritus divinos muy enfadados por la profanación. Por cierto que el arca lo pueden abrir en una cueva y las caras de los malvados puede que se derritan al contemplar los terribles espíritus. Y a lo mejor los malosos son de la FVL y hay cruces cretenses por todas partes adornado la cueva.
  • Una comisión catedralicia pide a los Pj's investigar la realidad que hay detrás del milagro del pastor aragoné. Los Pj's no tardan en descubrir que es todo un engaño urdido por el rustico, que pretende ganarse un poco de fama y fortuna paseando su milagrosa curación por el mundo. El problema es que el rustico no quiere ser desenmascarado y, además, al deán de la catedral no le vienen nada mal los ingresos derivados de los peregrinos que se animan a venir al calor del nuevo milagro. Así que hay unos cuantos muy interesados en que los Pj's no digan ni pío del asunto.
Post scriptum: aunque las leyendas y milagros se pueden encontrar en varios libros y webs, yo me he basado principalmente en la obra de Álvarez Peña y la del Padre Carvallo. Las leyendas del castillo de Tudela llamada "si lo ficiste en Pajares..." la he tomado del blog Asturtsalia, cuyo link podéis ver a la izquierda del blog. También he consultado "Vivir en la Asturias Medieval. VVAA" y "Mitolgía Asturiana" publicado por el Comercio de Aviles. Todo ello lecturas más que recomendadas por mi parte.