domingo, 1 de septiembre de 2013

Leyendas y milagros de la ciudad de Oviedo

Una ciudad no es una ciudad, menos aún una ciudad de Aquelarre, sino tiene una buena cantidad de leyendas que pueblen su geografía mágica e irracional. De las que he podido reunir aquí abajo admito que prácticamente no conocía ninguna de ellas y me ha sorprendido especialmente descubrir los orígenes  tan lejanos en el tiempo de lugares tan cotidianos para mí en mi juventud como la Calle del Rosal y el Cristo de las Cadenas. 
 He intentado ser lo más exhaustivo posible con la intención de ir cerrando poco a poco el circulo sobre la ciudad de Oviedo, para así ponerme con otras partes de Asturias, que por desconocidas para mí, no hacen sino llamar mi atención poderosamente. 
 Por último reseñar que me ha llamado poderosamente la atención que una ciudad tan pequeña como Oviedo en la edad medía, apenas unos cinco mil habitantes, hubiera generado tantas leyendas a su alrededor. 

Leyenda castillo de Tudela.

Dicen en el lugar que un tal Don Ares de Tudela vivía en el castillo del mismo nombre, ya saben vuestras mercedes, ese que protege Oviedo por el sur y vigila su conexión con la meseta (incluso algunos apuntan que Tudela viene de la "tutela" que el castillo ejerce sobre la ciudad) y que fue construido en tiempos de Alfonso III, el Magno.

Pues bien, ya anciano vivía este caballero rodeado de sus siervos y su hija Irene cuando un día de tormenta se acerco al castillo un caballero moro pidiendo refugio. No queriendo faltar a su deber de la hospitalidad Don Ares acogió entre sus muros al infiel. Por supuesto Doña Irene quedo enamorada del caballero moro desde el primer momento.


Se organizó al día siguiente una cacería, aprovechando que había pasado la tormenta, y allí se fueron Don Ares y el moro, con tan mala fortuna que un gran oso pardo sorprendió al anciano dejándolo muy malherido. Lo llevaron sus sirvientes rápidamente al castillo donde poco más pudo hacer que confesarse y hacer prometer a su hija que nunca renunciaría a Cristo ni abandonaría el castillo. Muriendo poco después el anciano caballero.
No tardo la hija en confesar al moro su amor por él y, viéndose correspondida, no tardo en romper su promesa pues decidieron abandonar el castillo esa misma noche. Para evitar miradas indiscretas se dirigieron a un pasadizo que dicen conecta el castillo con la orilla del Nalón. Pero algo raro sucedió.
un extraño fuego rodeo a los amantes que apretaron paso para intentar escapar de las llamas. Horrorizados contemplaron como a la salida del túnel se erguía la fantasmagórica figura de Don Ares de Tudela.
Nunca nadie volvió a ver a los amantes con vida.
Otra versión de esta leyenda es la que se resume con la sentencia "Si la ficiste en Pajares, pagarasla en Campomanes" En este caso el invitado es un caballero navarro que, de nuevo, se enfrenta con un oso que atacaba al señor del castillo, en esta ocasión salvándolo. El caballero navarro huye del castillo con la hija del señor, de nombre Adonsinda, maltratándola y dejándola abandonada en una cueva cercana al puerto de Pajares. Años después con el navarro convertido en Sancho el Mayor, rey de Navarra, los hermanos de la desdichada Adosinda le tienden una emboscada en Pajares, aprovechando una peregrinación del monarca a San Salvador. Los navarros rechazan a los asturianos capturando y matando muy cruelmente a uno de ellos. Más adelante, mientras hacían parada en el pueblo de Campomanes un virote de ballesta salido de no se sabe dónde acabó con la vida del cruel monarca. No me extiendo más en ella porque parece ser una versión más novelada de la anterior y, por tanto, nada demasiado original. Pero aquí queda recogida a modo de curiosidad. 
Post Scriptum: El castillo de Tudela.
Posiblemente la fortaleza más grande de Asturias el castillo de Tudela fue construido sobre lo que a día de hoy se conoce como pico Castiellu, muy posiblemente sobre los restos de una construcción romana anterior (práctica está muy habitual, por cierto). Fue Alfonso III el Magno, último rey de Asturias el que ordenó su construcción con objeto de defender la ruta que permitía el paso de suministros desde la meseta hasta Oviedo por el alto del Padrún. 
La verdad es que andado el tiempo el castillo tanto protegió a la ciudad como la amenazó, dependiendo de quién se apropiara de la fortaleza. Posiblemente después de la rebelión de Gonzalo Pelaez pasó a manos del cabildo catedralicio ovetense, que no dudo en entregar el castillo a malhechores cuando se enemistaba con la ciudad de Oviedo. Finalmente Juan I en 1386 ordena la demolición de la fortaleza en el contexto de las rebeliones de su hermanastro Alfonso Enriquez.
El castillo contaba con tres poderosos torreones, tres murallas defensivas y tres fosos. Una fortaleza imponente, pero difícil de imaginar hoy día, dado el estado de ruina en que se encuentra.
Ideas de aventuras: 

  • ¡Que hermosos es el amor! Dos Pj's enamorados han tenido a bien refugiarse en las ruinas del castillo de Tudela para disfrutar de su amor. Por desgracia, el espíritu de don Ares todavía encanta el lugar y, cosas de difuntos, considera que la bella Pj es su hija y el hermoso doncel es el moro que se la arrebato...
  •  Claro que a lo mejor los Pj's no son chico y chica, si no dos varoniles catamitas, y no solo se enfrentan a la ira del espíritu de don Ares (un tanto confundido), sino que también a un montón de intolerantes campesinos de los alrededores a los que no les gustan estas prácticas tan alejadas de la vida cristiana.  

Leyenda del Cristo de las Cadenas.
Marcho el enamorado a la guerra con los moros dejando atrás a la afligida doncella. Para consolarla le pidió plantar un rosal delante de su casa, prometiendo que mientras no floreciera él seguiría con vida. 
Pasaban los años y el rosal no florecía, pero tampoco había noticias del mozo. Un día llego un hombre a Oviedo buscando a la moza, portaba unas pesadas cadenas. El hombre era compañero de batallas e infortunios de su enamorado, habían estado ambos presos en las mazmorras de la morería, quedando el enamorado demasiado enfermo como para volver a Oviedo una vez fue liberado. Su compañero de celda se encargó entonces de entregar a la enamorada las cadenas que lo habían tenido preso. Ella subió las cadenas a lo alto de una colina en la que había una ermita con un gran Cristo, que desde entonces se conoce como Cristo de las Cadenas. Al volver a su casa vio como el rosal a la puerta había florecido, sabiendo entonces que su enamorado había muerto. Todavía a día de hoy se llama a esa calle, calle del Rosal.
Post Scriptum: la calle del Rosal 
Aparece ya en documentos de 1237 e incluso Velasquita Giraldez, donante de unos terrenos en las inmediaciones de esta calle a la cofradía de Xastres o alfayates. Dicen algunos que esos terrenos estaban repletos de rosales y que ese es el auténtico origen del nombre. Baste decir que en aquellos años la calle de "calle" tendría poco. Estaba situada extramuros, relativamente lejos del núcleo amurallado.
Ideas de aventuras: 
  • Por casualidad los Pj's ven como un rustico se apresura a cambiar un rosal bastante mustio por otro más florido. Unos días después empieza a circular por la ciudad la noticia sobre el milagroso florecimiento del rosal que indica la muerte del joven doncel. Por cierto que el amigo que ha traído las cadenas ha decidido cortejar a la joven moza, ahora sin compromiso...


Leyendas del castillo de Priorio.

Parece ser que el castillo de Priorio estaba a cargo de un tal don Rodrigo, que vivía allí con su hija Irene. Tenía el señor del castillo un joven paje, de nombre Pablo, que no tardó en enamorarse de la hija de su señor. Amor que por fortuna y desgracia fue correspondido. Por fortuna porque no hay nada mejor que el amor correspondido, por desgracia porque don Rodrigo, el padre, se enteró del romance y maldita la gracia que le hizo. En un arrebato de furia echo mano de la espada y se dispuso a acabar con la vida del desdichado Pablo, el cual, armado también, se defendió con denuedo. Tanto que acabo con la vida de don Rodrigo, padre de su enamorada, que había estado allí contemplando todo el drama. 

Si Pablo se esperaba que lo peor hubiera pasado ya se llevó una profunda decepción. Doña Irene no quiso saber nada del asesino de su padre y le rechazó de plano. Pablo, loco de dolor se arrojó desde lo alto de una de las torres. 
Dicen los del lugar que en una piedra a orillas del Nalón todavía pueden verse las manchas de sangre del desdichado Pablo.
Estando el rey Bermudo en Guerra con los moros mandó llamar bajo su estandarte a don Osmundo Osorez de Tuñón, señor de Priorio, el cual acudió presto a la llamada del rey.
La campaña fue dura y cruenta, tanto que don Osmundo fue hecho prisionero y dado por muerto. Muchos años después, liberado ya, dada su condición de anciano inofensivo, decidió peregrinar a San Salvador de Oviedo y buscó cobijo, a la altura del puerto Pajares pidió hospedaje en el castillo del conde Munio, que a la sazón era hijo suyo. El conde, no reconociendo a su padre, se comportó de manera orgullosa y prepotente, siendo reprendido por el anciano. Semejante afrenta desató las iras del conde que mando ahorcar al peregrino, no habiendo reconocido en él a su padre. Ahorcado en un bosque cercano el anciano murmuro. "Muniu, fiu del alma..." siendo entonces reconocido por el verdugo que intentó rescatarlo pero ya sin éxito. Volvió el verdugo al castillo para dar la mala noticia pero solo alcanzó a ver como el castillo se derrumbaba sepultando a todos los que en su interior se encontraban.

Post scriptum; El castillo de Priorio. 
De nuevo un castillo que se construyó sobre un antiguo castro, está vez en las confluencias del rio Gafo y del Nalón. No se sabe muy bien en que año fue construido el castillo de Priorio, pero parece que Alfonso II se escondió en él huyendo de los hombres de Hixem II, allá por el 795.  
No se sabe la forma del castillo primitivo, pero si que tenía dos torres y un cubo y parece que las puertas y parte de las murallas que aún ha día de hoy se conservan pudieran ser parte de las originales. Al menos a día de hoy el río Gafo cubre, a modo de foso, toda la cara sur del castillo, quedando el oeste protegido por el más ancho cauce del Nalón. 
Fue uno de los castillos desde los que Gonzalo Pelaez de Coalla se dedicó a saquear la zona central de Asturias. 
En el siglo XV pasó a ser casa de recreo de los obispos ovetenses. 
Ideas de aventuras:

  • Hace años que escribí mi propia aventura basándome en la primera de las dos leyendas del castillo de Priorio. Si me lo permitís en lugar de dar ideas me comprometo a colgarla más adelante, cuando la revise y la ponga decente para un público exigente como es el de este blog.

La xana del Naranco
En la cueva de la Cogolla, en el monte Naranco, le vinieron a una xana terribles dolores de parto, siendo escuchada por una vecina del lugar que se encontraba en las inmediaciones. La vecina no dudo en ayudar a la xana a parir, la cual, agradecida, le permitió escoger el objeto que ella más quisiera de entre su ajuar. La muchacha al ser costurera, escogió unas tijeras de oro.
Ideas de aventuras: 

  • Y resulta que la xana ha seguido a la costurera a su casa y le ha cambiado a su hijo por el xanín recién nacido. Claro que todo puede acabar si la costurera entrega las tijeras de oro de vuelta a la xana (o le dice eso de "toma al tu peludín, dame al mi mocosín"), pero claro, las tijeras son de oro y algún vecino avaricioso se ha hecho con ellas. ¿Quién podrá recuperarlas?

Los fantasmas del puente de Godos.
Cerca del puente de Godos se dice que al atardecer de un remanso que formaban las aguas del río salían siete sombras con vaga forma de mujer que flotaban sobre las aguas, los praos y los cultivos y finalmente formaban un corro y comenzaban una danza sobrenatural. 
Ideas de aventuras: 

  • Los Pj's están haciendo un alto en el camino a o desde Oviedo cuando un mercader, pálido y aterrado, les pide ayuda. Durante la pasada noche algo salió de las aguas del Nalón y se llevó a su hija bajo las aguas. Si los Pj's investigan verán como al atardecer de ese día las formas fantasmagóricas salen del río llevando de la mano a la hija del mercader. Si los Pj's no impiden el baile en el claro el aquelarre tendrá un nuevo miembro la tarde siguiente.

Los milagros de la Catedral de San Salvador.
No solo son leyendas de amoríos y aparecidos las que se cuentan sobre la ciudad de Oviedo. También tiene la ciudad, como no podía ser de otra manera, buena cantidad de milagros que se obraron en ella misma o con intermediación de su patrono San Salvador. A continuación se encuentran todos los milagros de los que he tenido noticia.


Las reliquias del arca santa
Es bien sabido que las reliquias que se guardan en la cámara santa de Oviedo están allí desde que en 791 Alfonso II El Casto ordenó construir dicha cámara para albergarlas, habiendo estado hasta entonces en el Monsacro. Pese a ello pasaron más de doscientos años hasta que se decidió abrir el arca para contemplar las reliquias que allí se guardaban. Fue en 1035 por obra del obispo Ponce (por cierto, parece ser que estaba emparentado con Sancho el Mayor de Navarra, el de la leyenda del castillo de Tudela, de hecho cuando murió emboscado en Campomanes se dirigía a la catedral de San Salvador ¿vendría a la apertura del arca?). 
Algo debieron de hacer mal porque al abrir la cubierta del arca fue tal la luz que salió de ella que a punto estuvieron de quedarse ciegos los que allí se encontraban, no pudiendo ver ninguna traza de lo que dentro del arca había. Algunos desdichados, en efecto, no recuperaron la vista.
Hubo que esperar a 1075 para que se volviera a abrir el arca, esta vez bajo los auspicios de Alfonso VI, el 13 de marzo, para ser exactos. Estaban con el rey las infantas Urraca y Elvira, clérigos de Toledo (todavía no reconquistada), el obispo Pelayo, condes, ricos hombres, un notario y, curiosamente, un herrero. Ah, también estaba el que había sido alférez de Sancho el Fuerte de Castilla, don Rodrigo Díaz de Vivar. 
No se anduvieron cortos de prudencia en esta ocasión, conocedores del destino de sus predecesores. "Mortificaron sus cuerpos más de lo habitual, asistieron a misa y acudieron al arca entre cánticos y salmos" Empujaron suavemente y se abrió el arca, mientras lanzaban por todas partes bocanadas de incienso. Para alivio de los presentes nadie quedo ciego en esta ocasión, Dios había tenido a bien mostrar las reliquias. 
Y que reliquias: «del leño [de la cruz] del Señor, de la sangre del Señor, del pan del Señor, esto es, de su Cena, del sepulcro del Señor, de la tierra santa sobre la que estuvo el Señor, del vestido de Santa María y de la leche de la misma Virgen y Madre del Señor, del vestido del Señor dividido a suertes y de su sudario». «Y de otros muchísimos, cuyo número sólo la ciencia de Dios abarca».
Se declaró el día 13 fiesta de las reliquias que se festejó en Oviedo durante muchos siglos, al día siguiente, en celebración por tan destacado hecho, donó el rey a la catedral el concejo de Langreo. Ni que decir tiene que las reliquias de la Cámara Santa llevaron a la ciudad a un nuevo auge de la mano de las peregrinaciones, que en los siglos XII y XIII llegaron a ser considerablemente importantes.


El milagro de fray Vicente.
Durante el reinado de Juan II se dice que un pastor de las tierras de Aragón se vio sorprendido por un repentino enmudecimiento, no siendo capaz de decir palabra por mucho que lo intentará. Todos los vecinos intentaron ayudarle probando diversos remedios, hierbas y potingues sin que ninguno pareciera surtir efecto.
Decidieron entonces dirigirse a Zaragoza a encontrarse con un monje que tenía fama de muy sabio por aquellos días. El fraile, valenciano y dominico recomendó al pastor peregrinar a San Salvador de Oviedo acompañado de uno de sus vecinos y de un peregrino italiano que había estado escuchando el problema (de boca del vecino, no del mudo, claro).
Tras un duro viaje por tierras de Castilla y el aún más duro ascenso al puerto de Pajares, los tres viajeros llegaron a la catedral de San Salvador en el momento en el que se iniciaba la misa. Decidieron quedarse y justo en el momento de la consagración el mudo volvió a hablar agradeciendo al Salvador el haber recuperado la voz.
El fraile dominico sería conocido para la posteridad como San Vicente Ferrer.

La piedra de sal
Y es que el Salvador siempre protege a sus fieles. Por esos mismos años andaba un barco avilesino cargando sal en el Puerto de Santamaría con destino al alfolí de su ciudad, cuando una mujer de la villa solicitó al patrón del barco que entregara una piedra de sal a San Salvador como pago a los muchos favores que el santo le había hecho. El patrón, por supuesto, accedió.
Por desgracia andaba los tiempos revueltos en la tierra y en la mar y barco de corsarios asalto a los mercaderes de la sal en su viaje de retorno a Avilés. Depusieron sus armas los avilesinos que se sabían en inferioridad de condiciones y los corsarios, que algunos dicen que eran de la dulce Francia, comenzaron a pasar la sal de un barco al otro. Hete aquí que una piedra de sal resultó inamovible para los piratas. Por más que lo intentaban y más hombres se sumaba al esfuerzo no había manera de moverla. Espantados ante tal prodigio los piratas abandonaron el barco apresuradamente dejando a los asturianos a salvo y con una parte de la carga.
De vuelta a Aviles y tras referir  el prodigio a las autoridades, acudieron estas al puerto con gran despliegue de curas y hombres santos, acercándose con gran reverencia varios de ellos a la piedra inamovible para trasladarla a la catedral de Oviedo. Y de nuevo se obró el milagro, pues la piedra que entre seis no fueron capaces de levantar, ni siquiera un centímetro del suelo, fue alzada, ligera cual pluma por uno solo de los allí presentes, que no dudaron que estaban ante un prodigio divino y transportaron sin tardanza la piedra de sal a su legitimo dueño. San Salvador de Oviedo.

La cruz de los Ángeles.
Mucho más antiguo que los anteriores es el milagro que se obró en tiempos de Alfonso III El Magno. Se presentaron en el castillo de Gauzon dos orfebres proponiendo al rey asturiano construir una cruz para mayor gloria de Dios Creador. El monarca acepto por ser un hombre prudente y piadoso. Los orfebres solo pusieron una condición, que nadie les molestara mientras  trabajaban en la cruz.
Pasaron días, semanas, meses trabajando sin salir en una de las habitaciones del castillo. Nunca salían, ni hacían ruidos, no se sentía su presencia. Por fin la curiosidad pudo más que la paciencia y el rey ordeno entrar en la habitación. Estaba vacía excepto por una cruz de excepcional belleza recubierta de oro. Se dieron cuenta los presentes que los orfebres eran en realidad ángeles. La cruz fue traslada a la basílica de San Salvador y desde entonces se la conoce como la Cruz de los Ángeles.
El arzobispo Ataulfo

Arzobispo de Santiago fue llamado por Bermudo II a la corte de Oviedo, por razón de las malas lenguas que del obispo hablaban. El Arzobispo, ya anciano, fue requerido por el rey en el plazo de una semana, hazaña harto difícil en aquella época y con aquella edad, lo que nos da idea de que el rey no bien quería al obispo.

Sin embargo, logro el anciano tal hazaña y no solo eso, sino que llego por la puerta de Socastiello antes de lo esperado. Dirigiéndose en primer lugar a la basílica de San Salvador a rezar al señor.

Se enteró el rey Bermudo de la llegada del anciano y del hecho de que fuera primero a rezar que a presentársele y, como juicio divino o broma macabra, ordeno que trajeran un gran toro y lo situaran a la puerta de la basílica para que se encontrara con él el obispo al salir.
Cuando el anciano acabo sus rezos y salió de San Salvador se encontró cara a cara con el animal, que lejos de atacarle se le acerco dócilmente para sorpresa de propios y extraños. Le acarició la cabeza el obispo y, sin esfuerzo aparente, le arranco los cuernos. El toro espantado entonces echó a correr queriendo escapar de allí. Llevándose por delante en su huida a los cortesanos que mal habían hablado del santo obispo.
El obispo volvió al templo y colocó los cuernos sobre el altar. Posteriormente pasaron a situarlos a la puerta de la catedral para que todo el mundo recordase el prodigio que allí había tenido lugar
Ideas de aventuras: 

  •  Un noble demasiado ambicioso ha robado el arca de las reliquias con la intención de usarlas para sus propios fines. Los Pj's deberán recuperar el arca antes de que se abra y de su interior salgan un montón de espíritus divinos muy enfadados por la profanación. Por cierto que el arca lo pueden abrir en una cueva y las caras de los malvados puede que se derritan al contemplar los terribles espíritus. Y a lo mejor los malosos son de la FVL y hay cruces cretenses por todas partes adornado la cueva.
  • Una comisión catedralicia pide a los Pj's investigar la realidad que hay detrás del milagro del pastor aragoné. Los Pj's no tardan en descubrir que es todo un engaño urdido por el rustico, que pretende ganarse un poco de fama y fortuna paseando su milagrosa curación por el mundo. El problema es que el rustico no quiere ser desenmascarado y, además, al deán de la catedral no le vienen nada mal los ingresos derivados de los peregrinos que se animan a venir al calor del nuevo milagro. Así que hay unos cuantos muy interesados en que los Pj's no digan ni pío del asunto.
Post scriptum: aunque las leyendas y milagros se pueden encontrar en varios libros y webs, yo me he basado principalmente en la obra de Álvarez Peña y la del Padre Carvallo. Las leyendas del castillo de Tudela llamada "si lo ficiste en Pajares..." la he tomado del blog Asturtsalia, cuyo link podéis ver a la izquierda del blog. También he consultado "Vivir en la Asturias Medieval. VVAA" y "Mitolgía Asturiana" publicado por el Comercio de Aviles. Todo ello lecturas más que recomendadas por mi parte.

4 comentarios:

  1. Pues me ha encantado, la verdad. ¡Ya me gustaría a mi que mis entradas en el blog me quedasen igual de curradas!

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  2. Gracias Jose Antonio, pero me limito a recopilar información. Que siguiendo a Diderot, es lo que menos mérito tiene. Eso si, es gratificante ver que al menos alguien disfruta. Un saludo desde Asturias sin estar en Asturias!

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  3. Muy interesantes las leyendas, he pasado un rato muy agradable leyéndolas...solamente un detalle, la Cruz de los Angeles es del año 808, en época de Alfonso II, la que está relacionada con Alfonso III es la Cruz de la Victoria, el rey mandó cubrir con oro y joyas la vieja cruz de madera que llevó Pelayo en la batalla de Covadonga...

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